Para propiciar la creación de mejores condiciones de seguridad para los destinos y los turistas, en 2016, desde el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, se presentó un plan estratégico para articular con todos los actores vinculados a la actividad del sector en los ámbitos público y privado, desde la oferta y la demanda. Siguiendo las orientaciones de la Organización Mundial del Turismo, el plan incluyó la definición de riesgos turísticos potenciales según tipos de viajes, localizaciones ysectores afectados, la detección y prevención de delitos contra turistas, protección de turistas y residentes contra el tráfico de drogas, protección de instalaciones y sitios turísticos contra actos ilícitos, establecimiento de directrices para los operadores de las instalaciones turísticas, en caso de que se produzcan dichos actos.
María Claudia Lacouture: la importancia de un plan de seguridad para el turismo
María Claudia Lacouture recordó el plan de seguridad que se estaba creando en 2016 con el fin de actualizarlo, a partir de la situación actual de inseguridad.
Hoy con los niveles de inseguridad altos en las principales ciudades turísticas, valdría la pena actualizar el plan y promover su contenido porque la seguridad es la variable más importante para mantener un flujo de turistas interesados en visitar nuestro país, por lo que se hace urgente reabrir el diálogo institucional y corporativo para la adopción de normas y prácticas de seguridad en las instalaciones y sitios turísticos, también en cuanto a protección contra incendios, robos, higiene y requisitos sanitarios, y el establecimiento de reglamentos de responsabilidad en empresas turísticas.
El poder de reproducción que tiene la impunidad no tiene límites. En la actividad turística, una simple contravención que no reciba una multa a tiempo o cualquier otra respuesta de castigo, o estos sean injustos o a destiempo, termina alimentándose de sí misma y, gracias a su voraz apetito, hace que lo que comenzó como una infracción o una falta termine convirtiéndose en una estafa, en un delito.
La protección del turismo y del turista, no es solo una responsabilidad de la policía o las autoridades locales, es responsabilidad de todos, pero se deben individualizar las responsabilidades para no dejar margen a las injusticias contra los visitantes y tampoco contra quienes sí los atienden debidamente.
El turista se aferra al olvido si es víctima de infracciones o delitos menores, incluso para no ahondar las penurias de sus victimarios o para no caer en calumnias ni verse prisionero de trámites engorrosos, o por simple y entendible miedo de actuar en territorio desconocido, lo que incide en que el incremento de las denuncias sea efectivamente un termómetro certero para evaluar si el problema se va o no atajando.
Cada temporada registra retos y oportunidades para mejorar la actividad turística y neutralizar todo lo que pueda terminar alejando a los visitantes y, por añadidura, sin deseos de regresar. No se suele aludir a las faltas y menos a la delincuencia a la hora de referirse al turismo, pero el sufrir un engaño, timo o robo en las vacaciones es suficiente para que ese recuerdo que se pensó magnífico se convierta en algo para el olvido, en el mejor de los casos.
Considerando que la seguridad es una de las condiciones fundamentales para el fortalecimiento de la competitividad del turismo en Colombia, es necesario que la prioridad de la gestión del Estado sea buscar los mecanismos de coordinación y de gestión que permitan articular medidas prácticas en el tema para que la actividad turística consolide su reactivación, se valore su importancia socioeconómica, se garantice su calidad y se reconozca como factor de paz.
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