En abril pasado, la National Geographic publicó un interesante artículo sobre “los mejores destinos gastronómicos del mundo para viajar con el paladar”, que incluyó a Colombia al lado de países muy reconocidos como Japón, Francia, España, Italia México, Perú, Argentina, Tailandia y Marruecos.
Colombia está emergiendo como una potencia en la gastronomía internacional, destacándose por su diversidad de ingredientes, riqueza cultural y creatividad de sus chefs. La cocina colombiana, que combina influencias indígenas, africanas, españolas y mestizas, está ganando reconocimiento a nivel mundial por su autenticidad y sabor.
El país cuenta con una biodiversidad extraordinaria que se refleja en su cocina. Ingredientes como el maíz, la yuca, el plátano, el café, el cacao, las frutas exóticas como el lulo, la guanábana y el borojó, así como pescados y mariscos frescos de sus costas, son la base de su gastronomía.
Chefs colombianos están reinterpretando platos tradicionales, incorporando técnicas modernas y explorando nuevas formas de presentar los sabores colombianos al mundo. Restaurantes como Leo en Bogotá, dirigido por la chef Leonor Espinosa, han sido reconocidos internacionalmente y han colocado a Colombia en el mapa culinario global.
La cocina colombiana ha comenzado a recibir importantes galardones y menciones en guías gastronómicas prestigiosas, como la Guía Michelin y los Latin America's 50 Best Restaurants. Estos reconocimientos reflejan el creciente interés y apreciación por la cocina del país.
La gastronomía colombiana no solo se trata de comida, sino también de identidad cultural. Las festividades, las tradiciones y la música están estrechamente ligadas a los alimentos, creando una experiencia culinaria rica y única que atrae tanto a turistas como a críticos gastronómicos.
Por la calidad y cantidad de restaurantes extraordinarios en varias capitales del país (principalmente en Bogotá, Medellín y Cartagena, según las revistas especializadas), no hay quien pueda poner en duda la fantástica evolución que hemos tenido en la gastronomía nacional, por lo que esta publicación debemos asumirla no apenas como un reconocimiento merecido, sino como punto de inflexión para aprovechar al máximo esa distinción, promoverla en lo posible y crear nuevas sinergias público-privadas en el ámbito del turismo.
La National Geographic dice que “no hay lugar a duda de que este año es el de la gastronomía colombiana”, habla de su tierra fértil y los climas que hacen de este país uno de los más ricos del mundo en cuanto a riqueza de productos se refiere.
Señala que es fundamental hablar de las regiones, las migraciones y la cantidad de influencias que han hecho de la cocina de Colombia una de las más variadas y ricas de Latinoamérica.
Subraya que la cocina del Caribe no tiene nada que ver con la del Pacífico, y que cada zona, como los Andes, la Amazonía o los Llanos, cuenta con sus peculiaridades y productos propios, así como la influencia de las culturas que pasaron por sus zonas: los afros, los árabes, los chinos, los países del Caribe que las rodean, los españoles…
La revista destaca, entre otros, restaurantes como Leo y El Chato de Bogotá; Celele, de Cartagena de Indias; XO y Mesitas de Medellín. Los que disfrutamos de la buena gastronomía podríamos agregar decenas de buenos restaurantes, a lo cual acompaña una clientela ávida de buena cocina y sofisticación, con una evidente tendencia a crecer y mejorar.
Estamos, pues, frente a una extraordinaria oportunidad que el turismo debe potenciar y el Estado debe apoyar con logística, investigación, innovación y financiación.
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