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Opinión

María Claudia Lacouture: salir de la inercia

María Claudia Lacouture señala que, aunque el turismo en Colombia crece, enfrenta desafíos como la inseguridad, pidiendo un compromiso gubernamental por un turismo sostenible.

El turismo en Colombia ha aumentado sostenidamente en las últimas dos décadas (al margen de la grave paralización ocasionada por la pandemia) y lo ha hecho a fuerza de su propia inercia, desde que el país dejó de ser percibido como un destino inseguro. El sector merece y requiere de acciones más concretas y que el manifiesto interés oficial comience a ser consecuente con las necesidades.

Dentro de las prioridades del sector, que son muchas, salta a la vista el hecho de que la inseguridad del país ha vuelto a despuntar, tanto en hechos de violencia como en robos, secuestros, extorsiones, situación detonante para que perdamos el camino andado en los últimos tiempos.

Con motivo del Día Mundial del Turismo recientemente celebrado encontré varias notas de prensa con distintos enfoques, aunque en general con un balance positivo respecto a las cifras de llegadas internacionales e ingresos económicos, con los infaltables 'peros' de la inseguridad y de la falta de acciones concretas para estimular el crecimiento sostenible del sector. Desde hace muchos años estamos haciendo un poco más de lo mismo, y aunque tenemos buenos planes de desarrollo e ideas compartidas con el ámbito privado, está la sensación de que seguimos dependiendo de la inercia.

Las estrategias no salen del papel, seguimos sin trazar una ruta viable y visible que de verdad nos lleve a una nueva fase, y así pasar de la retórica y los discursos a un serio desarrollo.

Además de exenciones e incentivos, los gremios de sector reclaman acción oficial más efectiva y sobre todo inversión en infraestructura, conectividad, seguridad y formación (especialmente en bilingüismo), una política pública enfocada en la formalización y el desarrollo de una oferta más sofisticada que permita explotar al máximo los atributos de la diversidad colombiana bajo el concepto de la sostenibilidad, el empleo y el emprendimiento. Los recursos de Fontur son insuficientes, no solo porque las necesidades de inversión son muy altas, sino porque están dirigidos a proyectos de corto alcance e impacto limitado (aunque necesarios).

Es crucial mejorar el acceso a regiones menos exploradas como La Guajira, Amazonas y Chocó mediante la inversión en vías, transporte aéreo y hotelería sostenible. Colombia tiene una biodiversidad única en el mundo, con oportunidades para el ecoturismo, el avistamiento de aves y el turismo de naturaleza. El gobierno debería enfocar los esfuerzos en desarrollar políticas que fortalezcan el turismo sostenible, incentivando a las comunidades locales a participar activamente en la preservación y promoción de sus entornos.

El Gobierno debe facilitar las condiciones para la inversión privada en el sector turístico, especialmente en zonas no tradicionales. A través de exenciones fiscales y un financiamiento accesible podría atraer a desarrolladores de hoteles boutique, resorts ecológicos y operadores turísticos que promuevan experiencias auténticas en Colombia.

Llevamos muchos años diciendo que el turismo es el nuevo petróleo, motor de la creación de empleo, del desarrollo regional, pero seguimos a paso de tortuga, sin apuestas determinantes, sin inversiones visibles.

Colombia ha demostrado que el turismo puede ser un motor de desarrollo económico, pero no podemos conformarnos con un crecimiento inercial. El país necesita una apuesta decidida por un turismo que no solo atraiga visitantes, sino que también genere empleo, promueva la equidad y contribuya a la conservación de nuestro patrimonio natural y cultural. Salir de la inercia y avanzar hacia un turismo planificado y sostenible es el reto que tenemos por delante.

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