La carrera universitaria de turismo es una de esas disciplinas que pareciera que evolucionan poco y que se mantiene enfocada en asuntos administrativos, técnicos, muy académicos. Sin duda ha evolucionado en los últimos años y es posible que si algún decano lee esta columna me contará de transformaciones y acciones que no conozco. Pero con estas reflexiones que planteo aquí lo que busco es ampliar el debate sobre el conocimiento y el papel de los titulados en la nueva era del sector. El turismo pospandémico merece un alto en el camino.
María Claudia Lacouture
El turismo necesita una mirada de 360 grados, que además de hostelería y administración profundice en los aspectos de tecnología, desarrollo de productos gastronómicos, conocimiento de la diversidad geográfica y cultural, sobre sostenibilidad y demás estudios que permitan una evolución real y conformar una oferta más completa y competitiva. Incluso en idiomas. Uno pensaría que es apenas obvio que los egresados son bilingües, pero hay muchas falencias en ese sentido.
El presidente de la Confederación Española de Hoteles (CEHAT), Jorge Marichal, afirma que los planes de estudio se tienen que transformar porque es una industria cambiante, que se reinventa todos los días, y los perfiles y las capacidades no son los que se necesitaban hace 20 años. Pone como ejemplo la digitalización o la formación dual que da muchos éxitos en Alemania. Los planes de estudio en turismo se actualizan poco, casi siempre tienden a reforzar la atención al cliente y menos en todo lo que hay detrás de gestión pública, consultoría o las agencias en línea.
El interés por los estudios de turismo parece estar decayendo tras el impacto de la pandemia. En España, de 2015 a 2022 las tasas de ingreso se han reducido en un 25% y es visible como ha decaído la demanda, en parte porque la oferta ha mostrado rigidez y poca adaptabilidad a los cambios en las preferencias y expectativas entre el potencial universitario.
El año pasado los españoles crearon la conferencia de decanos de Turismo, en la que están representadas 42 universidades, para analizar la relación de estudio-trabajo y conformaron tres comisiones de análisis: una que está modificado el título y adaptándolo a las necesidades actuales, otra que diseña el catálogo de perfiles laborales y una comisión de comunicación para que se conozca la profesión.
En Uruguay, desde hace casi una década y con la participación del Gobierno y la academia, se celebra un evento denominado "El Turismo se Estudia" que propicia espacios para acercar el trabajo de los jóvenes con el sector privado para motivarlos a diseñar nuevos productos y al emprendimiento.
Sería conveniente para Colombia promover este tipo de encuentros y, qué bueno fuera, un encuentro nacional de facultades de turismo para analizar el sector, sus posibilidades y las oportunidades. Hay enormes desafíos para analizar y situaciones que afrontar, como los cambios de prioridades, los énfasis oficiales, la tecnología, las tendencias.
Y aprovecho para referirme a un tema que me parece que tiene alto potencial: los Colegios Amigos del Turismo, inspirados en la necesidad de forjar un sentido de pertenencia en las regiones, una cultura de servicios y emprendimiento, como una herramienta para aportar a la competitividad de los destinos, con una visión integral de desarrollo social y económico y al crecimiento sostenido y sostenible.
Más columnas de María Claudia Lacouture
Lacouture: el turismo vuelve a respirar optimismo
Lacouture: se acabaron los incentivos
Lacouture: que nadie se quede sin hacer turismo en su vida
Lacouture: ahora Europa habla de turismo energético
Lacouture: salir de la zona de confort será tendencia en 2023
Temas relacionados