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Llegó diciembre con su alegría

Confiemos en que al leer esta columna ya habrá cesado los conflictos con que despedimos 2019. LAs cancelaciones alcanzan los $ 2.000 millones diarios.

Sin duda hay razones de protesta que son justas, no achacables todas a un gobierno en particular, ni a éste, pero que sí corresponde que enfrente cada gobierno en su período y en este caso, porque es su turno, el presidente Duque y su equipo.

Los efectos de este paro se mostraban ya dañinos para la economía, y en particular para el comercio y el turismo, por eso aspiro a que se hayan logrado dominar mediante la contención de los violentos y el diálogo constructivo, traducido en avances, en lo justo y posible, con los marchistas pacíficos.

Tendremos que hacer entonces reparaciones en la obra del turismo, la actividad económica más sensible a los mensajes de paz o a los de intranquilidad, el sector más beneficiado o el más perjudicado; y sin duda tendremos también que ser parte de la solución haciendo lo que sabemos hacer, generando empleo, divisas e inversión.

Para ello hay que echar mano del programa de gobierno plasmado en los planteamientos del presidente Duque en cada una de sus intervenciones ante los auditorios del turismo, y de los compromisos del sector de contribuir a ese mayor crecimiento económico y a la generación de 860 mil nuevos empleos contenidos en los pactos suscritos el pasado 5 de agosto en el Teatro Colón, cónclave del cual hicieron parte los gremios del sector.

Por cierto, cabe destacar la participación del presidente Duque en los eventos del turismo: 10 intervenciones en los 15 meses de gobierno, en promedio una cada un mes y medio, asistiendo a congresos y celebraciones gremiales y empresariales, oportunidades de compromisos.

Al hacer entonces un repaso de estas promesas mutuas, resulta coincidente, y de alguna manera muestra la conexión entre el turismo y el aporte a soluciones, encontrar que el pasado 9 de abril en la inauguración del Hotel Hilton de Corferias el presidente advirtiera premonitoriamente: “Y hoy podemos decir que en Colombia queda claro que no queremos más vías de hecho para resolver los problemas entre los colombianos.

Que no queremos más violencia para llegar ante el Estado, y que la única manera de resolver las diferencias en democracia es a través del diálogo, pero sobre todo con la legalidad, porque no queremos más personas que pretendan ejercer sus derechos pasando por encima de los derechos de los demás”. “Que no nos quedemos en los discursos de los que quieren destruir,

de los que llaman siempre a parar. Que no nos quedemos en los discursos de los que prefieren las agresiones a las soluciones. O de los que prefieren la protesta antes que la propuesta”.

Y que en la clausura del Tourism Tech Adventure, 20 días después manifestara: “Veo al turismo como el mayor instrumento para atraer inversión, adelantar innovación e irrigar fuentes de empleo para la juventud”, problema que como todos sabemos forma parte del glosario de la protesta.

Por eso muy importante es que las dos partes, turismo y gobierno, puedan cumplir sus compromisos. El primero con mayor inversión (de hecho, sigue creciendo la oferta hotelera y tenemos una nueva aerolínea doméstica), más empleo, programas innovadores con nuevos destinos, para los que repetidamente el presidente ha solicitado la presencia del turismo, mencionando departamentos, regiones y lugares como La Guajira, Chibiriquete, Orinoquía y Trapecio Amazónico, Inírida, Nuquí y Sapzurro. El segundo, con compromisos como el combate a la informalidad, en el que ya está avanzando la Superintendencia de Industria y Comercio, y el control a las plataformas tecnológicas no establecidas en el país que siguen vendiendo sin generar empleos ni aportar tributos, compromiso que se logra con tan solo, en principio, exigirles el Registro Nacional de Turismo; es el más fácil de todos, porque solo se trata de expedir una resolución del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, o mejor aún, un articulito en la Reforma Tributaria, pero paradójicamente este paso no se ha dado, incluso se perdió la oportunidad de confiarle esta tarea a la SIC en el reciente Decreto 2106 del 22 de noviembre, que trasladó a esta entidad el control del Registro Nacional de Turismo pero sin exigírselo a dichas plataformas. Sabemos que eliminar la sobretasa de energía para la hotelería es más difícil, pero es un compromiso que lleva más de un año y abriría mayores puertas a la inversión.

Por ahora celebramos que en la ponencia del proyecto de ley de Reforma Tributaria, la que tumbó la Corte Constitucional, se haya corregido la norma que pretendía un nuevo gravamen de US$ 15 a los tiquetes aéreos expedidos en Colombia y que rechazábamos en reciente columna. Confiemos en que también esta reforma, al publicarse esta edición de Ladevi, esté lista para su aprobación, pues no solo genera recursos al Estado normalizando activos, sino que crea incentivos para generar más empleo que es, al final, lo que Colombia necesita, y claro, ojalá, incluya la tributación de los que hoy les compiten a las agencias formales desde el ciberespacio indeterminado que vende sin pagar impuestos.

¡Esperamos entonces que haya llegado diciembre con su alegría!

¡Feliz Navidad!

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