En una nueva entrega, María Claudia Lacouture enumera algunas acciones para la reactivación que inviten a perder el miedo a volar.
María Claudia Lacouture.
Un obstáculo importante que afronta hoy la industria del turismo es el miedo al contagio, el temor a movilizarse y, por supuesto, ése es el mayor desafío que tenemos por delante y para el cual tenemos que estar bien articulados en el gremio y muy coordinados con toda la institucionalidad del sector. “Perder el miedo a volar”, a conocer y recorrer al mundo, es más que una metáfora: es una necesidad.
La industria turística ha sido la principal afectada por los efectos económicos derivados de las medidas de contención que tomaron los gobiernos y autoridades sanitarias de todo el mundo para prevenir una mayor propagación del Covid-19, por lo que se entiende que deben recuperarse, pero no expensas de los usuarios, pues si los costos de viaje suben de precio se reducirá el flujo del turismo y muchos de los que no temen volar quedan sin posibilidades.
Se hace urgente motivar los viajes, dar seguridad, confianza, promoción, información, comunicación e imprimir entusiasmo. Sin despertar interés no se logrará. Necesitamos ideas innovadoras, ayuda financiera y estímulos oficiales para que soportemos a recuperación. La Ley del Turismo será determinante y el esfuerzo del Gobierno de bajar el IVA y darle incentivos al sector constituirá una enorme ayuda para despejar los nubarrones recesivos que cubrieron las expectativas empresariales.
Las aerolíneas, así como los hoteleros, los operadores y todo el sector, están a la espera de la evolución de la situación, y acumulando pérdidas, con la precaución de poner en marcha mecanismos preventivos de bioseguridad que generen confianza entre los viajeros. La confianza puede ser el determinante para la toma de decisiones.
Tras más de seis meses de pandemia, la conectividad aérea se ha venido restableciendo de manera lenta. Los flujos de viajes apenas alcanzan en el mejor de los casos el 10% de las operaciones que se tenían previo a la emergencia sanitaria, lo cual ha limitado, también, que se tenga una reactivación efectiva de turismo y con ello, la economía.
Las cifras del turismo
Las cifras no ayudan. Según el último Barómetro OMT del Turismo Mundial, las llegadas internacionales cayeron un 81% en julio y un 79% en agosto, precisamente los meses que suelen ser los de mayor movimiento del año y coinciden con el verano y la temporada alta en el hemisferio norte. El desplome hasta agosto representa 700 millones menos de llegadas en comparación con el mismo periodo de 2019 y se traduce en una pérdida de US$ 730 millones en ingresos de exportación procedentes del turismo internacional. Se trata de una pérdida que multiplica por ocho la experimentada en 2009 durante la crisis económica y financiera mundial.
Este declive sin precedentes está teniendo consecuencias sociales y económicas dramáticas, y pone en riesgo a millones de puestos de trabajo y de empresas.
El Grupo de Expertos de la OMT prevé un repunte del turismo internacional en 2021, especialmente en el tercer trimestre. No obstante, en torno al 20% de los expertos sugieren que el repunte no llegaría hasta 2022. Las restricciones de viaje se consideran la principal barrera para la recuperación del turismo internacional, junto con la lentitud con que se está conteniendo el virus y la baja confianza de los consumidores. La falta de una respuesta coordinada entre los países para garantizar protocolos armonizados y restricciones coordinadas, así como el deterioro del entorno económico, han sido aspectos señalados también por los expertos como importantes obstáculos para la recuperación.
¿Cómo hacer que los viajeros pierdan el miedo a volar?
Algunas acciones para la reactivación que inviten a perder el miedo a volar:
- Apuntar y venderle a los millennials.
- Fortalecer las pequeñas empresas.
- Afiliar a los hoteles independientes más pequeños a grupos más grandes, para hacerlos más competitivos.
- Ofrecer experiencias diferentes y evitar aglomeraciones.
- Idear formas creativas para mejorar la competitividad y para que los destinos se diferencien. Una forma de hacerlo es mediante la creación de rutas turísticas basadas en los entornos naturales.
- Destacar los esfuerzos de salud e higiene.
- Involucrar a los turistas para suministrar información y corregir posibles errores y hacer mejorías.
- La industria debe asociarse con los responsables políticos de sus ciudades y los gobiernos locales para la reactivación efectiva, cuidado sanitarias y gestión del flujo turístico.
- Las inversiones en digitalización serán fundamentales. Los ecosistemas digitales como los agregadores de viajes en línea, los metabuscadores, las plataformas de servicios de viajes y los actores de la economía colaborativa tendrán una clara ventaja en los próximos meses.
- Concentrarse en la esencia. Independientemente del negocio, una cosa no cambiará: las experiencias únicas e impulsadas localmente seguirán estando a la vanguardia para atraer a los huéspedes.
Se hace urgente motivar los viajes, dar seguridad, confianza, promoción, información, comunicación e imprimir entusiasmo. Sin despertar interés no se logrará. Necesitamos ideas innovadoras, ayuda financiera y estímulos oficiales para que soportemos a recuperación.
Las cifras no ayudan. Según el último Barómetro OMT del Turismo Mundial, las llegadas internacionales cayeron un 81% en julio y un 79% en agosto. El desplome hasta agosto representa 700 millones menos de llegadas en comparación con el mismo periodo de 2019 y se traduce en una pérdida de US$ 730 millones en ingresos de exportación procedentes del turismo internacional.
Las restricciones de viaje se consideran la principal barrera para la recuperación del turismo internacional, junto con la lentitud con que se está conteniendo el virus y la baja confianza de los consumidores.
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