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Hoteleros vs. informalidad

El crecimiento exponencial del alquiler de viviendas turísticas sin regular -un fenómeno que se desarrolló gracias al auge de las plataformas de intermediación como Airbnb- desató una batalla legal de los hoteleros en todo el mundo. Aquí, un panorama global de esta controversia que de a poco comienza a hacerse sentir en Colombia.

La oferta informal de alojamientos temporarios es uno de los grandes competidores/enemigos que debe enfrentar el sector hotelero a nivel internacional. Se trata de una opción de hospedaje que creció exponencialmente en los últimos años debido a las facilidades de contratación y a la visibilidad que le dan las nuevas herramientas tecnológicas, como Internet, la geolocalización del cliente a través de los dispositivos móviles y la comercialización que ofrecen las grandes OTAs y el gigante global que nació en 2008: Airbnb.
Pero para lograr que esta oferta se ajuste a derecho, la gran lucha que están encarando los hoteles de la mano de las cámaras empresarios, el sector público y los organismos internacionales como la OMT o la IHRA, primero es necesario analizar cuál es el volumen de negocio que maneja este enemigo y cuál es su nicho de negocio.

CONOCER AL ENEMIGO.
En base a un informe que elaboró la compañía HeBS Digital, que brinda asesoramiento a empresarios hoteleros, "Airbnb está captando del 10% al 12% de la demanda de hospedaje en destinos como Nueva York, París y Londres, lo que impacta en la ocupación y las tarifas de los establecimientos formales, que no pueden subir los precios en períodos de mayor demanda. De hecho, el estudio revela que el 49% de los encuestados en Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania ha reservado alojamiento en Airbnb, en lugar de un hotel, en el último año".
Sin embargo, las previsiones son más preocupantes, ya que indican que estos porcentajes se mantendrán en 2017 y la canibalización del negocio hotelero por parte de Airbnb ascenderá a un 50%, tanto en el segmento de ocio como en el corporativo. En términos monetarios, la consultora HVS Global Hospitality Services estimó que la industria hotelera pierde en torno a US$ 450 millones anuales en ingresos directos por la demanda que capta Airbnb.
Además, la misma compañía presentó sus reportes económicos y mostró con el caso de Barcelona cuál fue su crecimiento exponencial en los últimos años. Según Airbnb, su plataforma generó en 2016 una actividad económica de € 1.027 millones solamente en la capital catalana, un 65% más que en 2015 y nueve veces más que en 2013.
Al respecto, Arnaldo Muñoz, director general de Airbnb Marketing Services España, enfatizó: "Airbnb apoya a la clase media, y la actividad económica resultante del gasto de los viajeros ayuda a mejorar las economías en general y de las comunidades locales en particular. La gran mayoría de sus anfitriones que ofrecen alojamiento son ciudadanos individuales que comparten la casa en la que viven, tiene un promedio de 38 años, ha vivido en Barcelona un promedio de 23 años y gana € 5.300 alojando a viajeros 66 noches al año".
Asimismo, Airbnb tiene bien definido cuál es el nicho de mercado con el que trabaja, y consecuentemente por el que compite con el alojamiento formal. De hecho, la plataforma de alquiler vacacional defiende su modelo de negocio asegurando que el 39% del gasto realizado por quienes los eligen para contratar hospedaje "lo realizan en el mismo barrio donde se alojan, incluyendo la comida, las compras y las actividades culturales. El huésped promedio tiene alrededor de 33 años, viaja en un grupo de dos o tres personas y se queda un promedio de 4,2 noches. El 76% elige a Airbnb porque quieren descubrir un barrio en particular; mientras que el 33% de los usuarios afirma que no hubiese elegido Barcelona como destino o no se hubieran quedado tantos días si no fuera por Airbnb".
Fundada en 2008 y con sede en San Francisco (California), la plataforma ofrece alquiler temporario tanto en departamentos, cabañas e, incluso, en castillos; y está presente en más de 65 mil ciudades y 191 países. En su propio portal se define como "un mercado comunitario basado en la confianza en lo que la gente publica".

LA BATALLA GLOBAL.
Los cañones están listos para disparar contra Airbnb y la oferta informal en varios destinos del mundo; de hecho los municipios ensayan fórmulas de control para el alojamiento informal. Las diferencias legislativas entre las comunidades autónomas de los países europeos hace que las fórmulas de regulación no puedan repetirse. Y cabe aclarar que la Unión Europea no tiene competencia en este aspecto y lo único que puede dar son recomendaciones sobre maneras de regular esta actividad.
En este contexto, algunos de los principales puntos turísticos de Europa ya delinearon su normativa. Ámsterdam acordó en 2014 con Airbnb que recaudaría para la ciudad el impuesto turístico. Además, en la capital de los Países Bajos existe un límite de jornadas anuales en el que una vivienda se puede alquilar para uso turístico: 60 días. También existe la limitación de albergar como máximo a cuatro turistas por piso.
En el caso de París las normas se han ido modificando con el crecimiento de este fenómeno. En Francia, los pisos no pueden anunciarse si no tienen habilitación. Además, los propietarios tienen que pagar los impuestos correspondientes y la tasa turística, algo parecido a lo que sucede en Ámsterdam.
En Londres los dueños de las viviendas pueden alquilarlas legalmente, enteras o por habitaciones. Eso sí, no pueden sobrepasar los tres meses al año de alquiler; o sea 90 días.
En principio, en la capital de Alemania está prohibido alquilar pisos por períodos cortos sin un permiso correspondiente. En el caso de Berlín -en Internet hay mucha oferta-, los vecinos pueden denunciarse entre ellos en caso de que alguien ofrezca su domicilio o parte del mismo a través de portales de alquiler para uso turístico.
En tanto, el gobierno italiano estableció un nuevo régimen fiscal para los alquileres de corto plazo -los de menos de 30 días- que entró en vigencia el 1° de junio de 2017 y con el que pretende poner fin a la evasión fiscal de esta oferta. En concreto, el artículo 4° del Decreto-Ley Nº 50, publicado en abril de este año, indica que esta actividad tributará al tipo general del 21% y señala al agente que comercializa esta oferta como el responsable tributario. Un claro ejemplo de normativa que busca controlar también a las plataformas comerciales, que incluye no sólo a Airbnb sino también a las OTAs.
A partir de junio los portales están obligados a comunicar los datos de los ingresos que reciben, so pena de exponerse a multas de € 200 a € 2.500, y tendrán que aplicar una retención del 21% al hospedaje, que luego deberán abonar a las autoridades tributarias correspondientes.
Consultado sobra la situación en España, Ramón Estalella, secretario general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), expresó: "Cada país legisla a su manera y eso es un problema. Desde la confederación valoramos muy positivamente estas novedades en relación al alquiler turístico, pues supone que se considere el negocio de las plataformas de alquiler entre particulares como una actividad económica y que tribute como tal. La normativa que se aplicará en Italia pone fin a una economía informal, porque las plataformas tienen que dar información a las autoridades sobre la facturación y quién recibe ese dinero".
En España el único intento de que se obligara a Airbnb y el resto de plataformas a comunicar sus ingresos al Ministerio de Hacienda fue la moción presentada por Podemos en el Senado, que luego no fue apoyada por el Partido Popular (PP).
Finalmente, en Estados Unidos, Nueva York es uno de los destinos más restrictivos con respecto a los alquileres de viviendas para uso turístico: está prohibido arrendar las viviendas por un período inferior a tres meses. El argumento que esgrime el municipio es que este tipo de actividad hace subir el precio medio de la vivienda de la ciudad, lo que resta capacidad para las personas de clase media y baja de acceder a una vivienda asequible. Sin embargo, actualmente la ciudad negocia con Airbnb un nuevo acuerdo que ponga nuevas reglas para controlar su oferta.
Por su parte, el ayuntamiento de San Francisco llegó a un acuerdo con Airbnb, que aceptó facilitar todos los meses al Estado una lista de las propiedades que se anuncian en su web a fin de que pueda verificar que cumplen todos los requisitos; de no hacerlo deberá darse de baja a esa oferta.

LA MESA DE DIÁLOGO.
Más allá de las medidas que se tomen a nivel local en todo el mundo, lo cierto es que la Organización Mundial del Turismo (OMT) es la gran mesa de diálogo que reúne a la industria turística.
En tal sentido, la aceptación de Airbnb como miembro afiliado a la organización en mayo de 2016 despertó el rotundo rechazo de los empresarios hoteleros.
Entre los argumentos de esta incorporación, y teniendo en cuenta que el sector de viajes y turismo es uno de los más importantes en el mundo, se explica que la compañía ha visto de primera mano cómo el turismo está apoyando a las comunidades en todos los ámbitos, reactivando las zonas menos turísticas.
Sin embargo, desde la International Hotel & Restaurant Association (IHRA) expresaron que la noticia provocó una enorme decepción y que representó la pérdida de una batalla.
Un hecho más reciente se presentó en la 61° reunión de la Comisión de las Américas de la OMT celebrada en El Salvador y Honduras del 29 de mayo al 2 de junio, donde el presidente de Cotelco, Gustavo Toro, suscitó un interesante debate en el cual todos los países presentes en la reunión expresaron su preocupación en torno a que estas plataformas generan un desequilibrio con la hotelería tradicional al promover servicios de alojamiento que no cumplen con la regulación de los países.
Respecto al proceso de incorporación de Airbnb a la OMT, Toro señaló que mal haría la organización en aceptar como miembro a una empresa que viola el Código de Ética del Turismo promovido por la OMT, el cual establece la obligación de los prestadores de servicios turísticos de respetar las normas que rigen la actividad.
Finalizada la intervención de los países, el secretario general de la OMT, Taleb Rifai, expresó que para la organización estas plataformas ya no constituyen economía colaborativa sino plataformas de intermediación digital y que por tanto deben ser tratadas como tales.
Asimismo, destacó el trabajo que se está adelantando con el fin de recabar información sobre el funcionamiento de estas plataformas, y fue enfático en señalar que todos los prestadores de servicios turísticos debían estar cobijados por un mismo marco regulatorio.
Lo cierto es que el próximo 11 de septiembre todos los jugadores del sector turístico se sentarán a la mesa durante la Asamblea General de la OMT en China y darán inicio a un nuevo capítulo de esta contienda.

Consultado por las gestiones que están realizando las cámaras empresarias junto a los otros integrantes de la OMT para tratar este tema a nivel global, Rodrigo Verde, vicepresidente y responsable del departamento de Actividades Informales de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (Fehgra), explicó: "La OMT está realizando una encuesta cuyo resultado debería ser el insumo para que la organización elabore un ‘Dossier con recomendaciones' para los estados, que juegan un rol fundamental en la regulación pretendida de esta oferta. La gestión en un organismo internacional puede ayudar a que, a partir de un informe, los estados adviertan la necesidad de plasmar una regulación que ordene y clarifique adecuadamente la situación. En ese sentido, se reconoce positivamente el cambio conceptual de la OMT en la materia, porque ya no se habla más de ‘economía colaborativa' sino de ‘servicios turísticos privados a través de plataformas'. Aunque lento es un paso positivo que se aprecia".
Asimismo, el directivo aclaró que "para poder combatir la oferta informal es necesario analizar las experiencias y el grado de resultados de las acciones de entidades nacionales e internacionales. Además, hay que entender que el problema no concluye con la regulación de la actividad de una plataforma y de la oferta que se comercializa, sino con la inclusión en el debate de la función de los buscadores y las agencias online. Al no existir un ordenamiento de esta situación se atenta contra la rentabilidad, se potencia la precarización del empleo, se lesiona la imagen de los destinos y se pone en peligro a los consumidores".
A su vez, Aldo Elías, presidente de la Asociación de Hoteles de Turismo (AHT) de la República Argentina, indicó: "Estamos involucrados en gestiones internacionales, llevamos este problema hasta la OMT y estamos trabajando permanentemente, al menos en el intercambio de información, con las cámaras hoteleras de Chile, Brasil, Uruguay, Colombia y Perú. Buscamos nutrirnos de las experiencias de los países vecinos y las legislaciones que obtienen en cada caso. En el caso de Chile, en 2016 los ingresos de turistas al país aumentaron un 28% y el incremento que impactó en la hotelería fue del 1%. El 27% restante fue a departamentos de alquiler. Hay que reconocer que este es un problema global. Son pocos los destinos en el exterior que lograron controlar esta competencia que no está sujeta a derecho. Yo no cuestiono el trabajo de Airbnb, el nicho de mercado que trabajan es muy bueno. Ahora que ese nicho se amplíe porque tienen tarifas más económicas porque no pagan impuestos, es lo más injusto que nos puede pasar al nivel de competencia".

"LA BATALLA ES CONTRA LA INFORMALIDAD, NO CONTRA AIRBNB": COTELCO
En Colombia los reclamos de los hoteleros tuvieron un capítulo mediático en semanas pasadas cuando la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Claudia Lacouture, afirmó que el Gobierno adelantaba conversaciones con Airbnb tendientes a su formalización. En realidad, Lacouture se había referido a ello con anterioridad, a finales de abril, cuando se anunció la sanción a Booking Colombia. Sin embargo, hasta la fecha se desconoce en qué estado se encuentran dichos diálogos con Airbnb y si la multinacional estaría dispuesta a instalarse en el país con un domicilio oficial.
Gustavo Toro, por su parte, fue enfático en afirmar que la batalla no es contra Airbnb en particular ni contra la tecnología, sino contra la informalidad y su consecuente competencia desleal, a la que se suma la evasión fiscal. Y esa es una problemática de vieja data en Colombia, más allá de la naturaleza sui generis que reviste la discusión.

 

FUENTE: hoteleros-vs-informalidad-

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