Luego de la reforma tributaria de 2016, 2017 trascurrió en medio de grandes retos para el país, especialmente para la hotelería, en la cual se sortearon dificultades como el incremento del 3% al IVA y el cambio de las reglas del juego con respecto a la exención de la renta. Mientras el país se acostumbraba a la nueva carga tributaria, la industria tuvo que trabajar arduamente para mejorar los flujos turísticos.
La hotelería crece y se consolida en el país
A pesar de un primer semestre sin un crecimiento significativo –debido a diferentes temas coyunturales del país– 2018 terminó perfilándose como un periodo de transición, sin grandes sorpresas para el sector hotelero, pero augurando resultados positivos para los próximos años.
En 2018, tanto ciudadanos como empresarios se acostumbraron a los nuevos gravámenes y el turismo receptivo siguió creciendo en el país. De hecho, según el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MinCIT), bajo la nueva metodología de medición de ingreso de turistas extranjeros –que elimina la estimación de viajeros extranjeros por fronteras y normaliza a los visitantes provenientes de Venezuela–, la cantidad de turistas que visitaron Colombia el año pasado alcanzaría los 4.388.815 viajeros (una estimación, pues la cifra no ha sido consolidada hasta la fecha de redacción de este artículo), lo que representaría un crecimiento del 10,3% del flujo turístico.
Sin embargo, no fue un año exento de dificultades. La coyuntura política que sacudió al país durante el primer semestre del año con las elecciones presidenciales restringió los movimientos de pasajeros. Adicionalmente, el Mundial de Fútbol, el incremento de la violencia en ciertas zonas de Colombia y la informalidad se manifestaron como otras adversidades que afectaron a la economía y el desarrollo hotelero.
Para el gremio, 2018 cerró según las expectativas. Pese a que falta por reportar el último mes del año, la previsión indica un 55,5% de ocupación, con una tarifa de alrededor de $ 240 mil por noche (alrededor de US$ 90), la cual, según Gustavo Toro, presidente ejecutivo de Cotelco, es muy baja si se compara con otros destinos internacionales y lo competitivo que es el país en materia de hotelería. Sin embargo, las perspectivas a futuro son positivas.
Para Toro, con la finalización del beneficio tributario de la Ley 788 de 2002, el número de licencias de construcción para desarrollos hoteleros se redujo, lo que inicialmente resulta beneficioso para mejorar las condiciones de prestación de servicios. “Esto va ligado al hecho de que es menos interesante para los inversionistas, dado que un 55% de ocupación no es ideal. En la medida en que la hotelería deja de ser atrayente, podremos ocupar las habitaciones existentes. Eso nos permitirá mejorar nuestra ocupación y, por supuesto, la tarifa. Creo que en unos tres años estaremos nuevamente sobre el 60% de ocupación general”, puntualizó.
Por su parte, la ley de financiamiento aprobada a finales del año pasado también obtuvo el apoyo del gremio de hoteleros, gracias a su intención de apoyar a la hotelería como motor de crecimiento.
“La ley tiene varios resultados positivos. Uno de ellos, que nosotros no compartimos inicialmente, fue otorgarle un beneficio del 9% de renta a la hotelería. La verdad es que no queríamos más beneficios porque tenemos una ocupación del 55%. Pero nos parece positivo porque esa decisión obedece a que el presidente está convencido de que la hotelería es un motor de empleo y desarrollo en las regiones”, manifestó.
GENERADOR DE EMPLEO.
El Centro de Pensamiento Turístico de Colombia (Cptur), conformado por Cotelco y UniCafam –en alianza con la Alcaldía Mayor de Bogotá a través del Instituto Distrital de Turismo (IDT)– presentó recientemente el estudio “El empleo en el sector turismo: análisis de los indicadores laborales para Colombia y Bogotá”.
En esta investigación, se analizan los indicadores del mercado laboral (empleo, informalidad, subempleo, tipos de contratación y características de los empleados, entre otras) correspondientes al periodo comprendido entre 2007 y 2017, con el objetivo de construir una aproximación de las tendencias y características asociadas al empleo de las actividades turísticas.
Dentro de los principales hallazgos de esta investigación se destaca la generación de empleo del sector turismo con una participación de 7,8% a nivel nacional, y de 6,7% para el Distrito Capital en 2017, lo que significó un total de 1.357.103 empleos para Colombia y 274.879 en el caso de Bogotá. En el tercer trimestre de 2018 la hotelería generó 95.281 empleos directos.
También se identificó una reducción del 7,5% en la tasa de informalidad laboral del sector en el país.
Cabe resaltar que, según el DANE, la hotelería –junto con el comercio y los restaurantes– genera el 27% del empleo del país.
Con respecto a las características de los trabajadores, se encontró que el 63,9% de las personas se ubican en estratos bajos (1 y 2). En materia de formación profesional, únicamente el 14,3% alcanza el nivel universitario y el 7,2% cuenta con estudios de posgrado. En tanto, el 53,7% del personal del sector corresponde a mujeres frente al 46,3% de hombres, siendo además un sector con personal en su mayoría joven, pues el 56,7% se ubica en una edad inferior a los 35 años.
Según manifestó el presidente ejecutivo de Cotelco durante la presentación de este informe, “pese al avance en la mayoría de los indicadores laborales del sector, la informalidad se mantiene como uno de los principales retos a superar, pues con la generación de empleo en condiciones de legalidad, es posible mejorar la calidad de vida de los trabajadores vinculados a la cadena de valor del turismo”.
BOGOTÁ, LÍDER NACIONAL.
De igual forma, el Cptur reveló los resultados del Índice de Competitividad Turística Regional de Colombia (Ictrc).
En cuestión departamental, Bogotá lidera el ranking, seguido de Bolívar y Valle del Cauca, los que ocuparon la segunda y tercera posición.
Con respecto a ciudades capitales (que no cuenta a Bogotá como ciudad capital), la más competitiva fue Cartagena, seguida de Medellín y Barranquilla. El podio de los municipios se lo llevaron, en orden descendente, Filandia, Quindío; Buga, Valle del Cauca; y Santa Fe de Antioquia, Antioquia.
De acuerdo con Toro, “la industria turística de Colombia ha experimentado un crecimiento importante en los últimos años, gracias a una mejor imagen a nivel internacional, sumado al desarrollo de la infraestructura y el manejo económico, hecho que se ve reflejado en el aumento de llegada de extranjeros residentes”.
La capital de la República obtuvo una calificación final de 7.01 de 10, destacándose por la gestión y estrategia para posicionar a la ciudad como destino turístico y el buen nivel de infraestructura de soporte para el turismo que tiene la economía del Distrito.
Por su parte, Bolívar obtuvo una calificación de 6,65, destacándose en los criterios económico, cultural y estrategia de mercadeo. Valle del Cauca se ubicó en tercera posición, con una calificación de 6,42; sobresaliendo en los criterios cultural, estrategia de mercadeo y ambiental.
Las evaluaciones a los departamentos de Colombia fueron realizadas en ocho criterios: Social, Económico, Ambiental, Cultural, Empresarial, Estrategia de mercadeo, Gestión de destino e Infraestructura.
El Ictrc se compone de 105 indicadores, que parten de la definición y construcción de un modelo propio adoptado por el Cptur, a partir del análisis y debate académico de los desarrollos realizados en otros países y las recomendaciones de organismos especializados, como la Organización Mundial del Turismo.
SEGÚN ACODRÉS, 2018 FUE UN AÑO DE TRANSICIÓN
Para la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica (Acodrés), 2018 fue un año de transición para el gremio. Esto se debe a la reforma tributaria de 2016, a partir de la que muchas franquicias comenzaron a transitar incertidumbres financieras y otro tanto decidieron abandonar el país.
Según Guillermo Gómez, presidente ejecutivo de Acodrés, la reforma de 2016, sumada a las elecciones presidenciales, generó un panorama muy confuso que obligó al gremio a dedicar 2018 a la planeación y revisión de procesos. “Fue un año de mucha planeación, y pudimos cerrarlo muy bien. Además, logramos que en la ley de financiamiento volviéramos a las condiciones tributarias de 2012, favorables para el gobierno y nuestro sector”, aseguró.
A pesar de la intención inicial del Gobierno de gravar la canasta familiar, propuesta a la cual Acodrés se opuso, la ley de financiamiento no la gravó e impuso, a su paso, la posibilidad de que las franquicias pudieran volver al régimen del IVA. Además, trajo el impuesto simple, un sustituto del monotributo, en el que se agrupa el pago del IVA, ICA, Renta y otros tributos.
“Tal vez la mayor amenaza para la economía es la informalidad. Tenemos que darle apoyo a los emprendimientos en Colombia, condiciones para crecer, y una de ellas no puede ser patrocinar la competencia desleal con los negocios legales. En el impuesto simple, que reducen las dificultades en el manejo contable; vemos una posibilidad para que la economía alcance un mayor nivel de formalidad”, manifestó Gómez.
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