Pocas obras de infraestructura han despertado tanta controversia en Colombia como la construcción y puesta en marcha de Transmilenio sobre la Carrera Séptima, una de las vías más emblemáticas de la capital del país; un corredor histórico pero también estratégico para la movilidad norte-sur-norte de Bogotá.
El fantasma de Transmilenio
No es una leyenda urbana de la capital, sino el sentir que genera entre amplios sectores de la ciudadanía la construcción de una troncal de Transmilenio por la Carrera Séptima, una de las vías emblemáticas de Bogotá. Mientras algunos hoteles esbozan preocupación por los impactos de una obra que tardará al menos dos años, de fondo hay un debate por la visión de ciudad y el cambio paisajístico de una urbe que quiere ser destino cultural.
Hoteles, clubes, universidades, embajadas, bancos y centros financieros, iglesias, anticuarios, parques, museos, restaurantes, bares, prestigiosos vecindarios, almacenes y comercio en general, discurren por este corredor vial que a diferencia de sus paralelas, aún conserva el trazado original que siglos antes conducía a Tunja, bordeando los cerros orientales. “Ése es a mi juicio, como arquitecto, la característica más valiosa de ese trazado. Y por eso la Séptima es tan bonita, a diferencia de la Calle 13 y Avenida Caracas que son rectas”. Las palabras son de Jaime Ortiz, exsecretario de Obras Públicas de Bogotá, fundador de la ciclovía e integrante del Comité Defendamos la Séptima, asociación ciudadana en abierta oposición al proyecto.
Desde la otra orilla, Mauricio Rico, gerente de Corposéptima, organización que agrupa a varias empresas y organizaciones situadas sobre este corredor vial, afirmó: “Para muchos la Séptima es un corredor que todos tenemos en el corazón, es una vía emblemática, pero que se ha venido deteriorando año tras año porque no se ha hecho realmente un proyecto urbano para un corredor tan importante”.
Creada en 1997 por la junta de expresidentes de la Cámara de Comercio de Bogotá, Corposéptima asumió desde 2006 un papel de defensa e impulso del proyecto de buses articulados por la Carrera Séptima. A la corporación se encuentran vinculados, por ejemplo, El Club El Nogal, los hoteles Hilton, Embassy Suites, Four Seasons Casa Medina y Rosales Plaza, entre otras entidades situadas principalmente en la Zona Financiera que circunda la Calle 72 (Avenida Chile).
De acuerdo con Rico, la principal preocupación de Corposéptima, más que el transporte, “es recuperar el corredor de la Carrera Séptima del deterioro urbano y medioambiental que hoy existe. El proyecto de Transmilenio se convierte en un detonante de ese proceso de mejoramiento. Nos sorprendimos mucho cuando el Distrito publicó los términos de referencia y plantea un proyecto urbano integral”.
Una posición muy diferente, pero con la misma preocupación por el futuro de la emblemática carrera, se esbozó desde Defendamos la Séptima, organización que nació el año pasado una vez que la Alcaldía dio a conocer las características del proyecto en una audiencia pública celebrada en la Universidad Javeriana: “No vemos renovación urbana posible con una troncal de Transmilenio en una vía tan angosta y que va a generar deterioro urbano al aumentar desmedidamente la carga sobre los andenes, fomentar la propulsión a diesel y propiciar la generación de espacios residuales. El Distrito ha dejado abandonada la Séptima sin hacer la inversión que requiere. Renovación urbana sí, troncal de Transmilenio no”, afirmó Edmundo López, vocero de Defendamos la Séptima, organización que se ha hecho visible por los numerosos carteles puestos en las ventanas de edificaciones y comercios sobre la vía.
¿QUÉ PLANTEA Y CÓMO VA EL PROYECTO?
A pesar de que el Distrito ya está negociando algunos predios para poner en marcha el proyecto, lo cierto es que los estudios definitivos aún no están listos y de hecho se han prorrogado cuatro veces en el último año, como ha denunciado el concejal Juan Carlos Flórez, un reconocido opositor de la anterior alcaldía como de la actual.
En líneas generales el proyecto comprende 20 km. entre la Calle 32 y la Calle 200 y 21 estaciones, en donde por fuerza de espacio deberán adquirirse predios para implementar el carril de sobrepaso. La primera estación estará en el Parque Nacional, escenario del que tomaría 14 m. siempre y cuando dicha intervención sea aprobada por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, entidad que aún no ha recibido el diseño final. La segunda estación estará a la altura de la Universidad Javeriana y tomará el talud verde; la tercera en la Calle 51 en donde toma la actual estación de gasolina Texaco y una plazoleta de comidas; la cuarta en la Calle 60, en donde toma la tradicional estación de gasolina y parte del Parque de los Hippies; la cuarta será subterránea y estará situada en la Calle 72, en lo que es una de las obras más complejas de todo el proyecto. Posteriormente enajenará la edificación de Davivienda a la altura de la Calle 80 y cinco edificios circundantes; la sexta estación estará en la Calle 92 y tomará la zona verde allí ubicada así como parte del Museo El Chicó.
Sin embargo, nada de esto puede llevarse a cabo hasta que la interventoría no apruebe los diseños finales realizados por Ingetec, firma que planea entregarlos en junio próximo, tras lo cual vendrá la fase de selección y contratación y el inicio de construcción hacia febrero marzo de 2019, en el mejor de los casos para el Distrito.
OPOSICIÓN DE TODOS LOS FRENTES.
No es extraño entonces la fuerte oposición que el proyecto ha despertado en sectores tan disímiles como el que representa el concejal Flórez, el concejal Manuel Sarmiento del Polo Democrático e incluso el exvicepresidente de la República, Francisco Santos.
Los reparos pasan, primero, por el costo de la obra, que asciende a $ 2,4 billones, en lo que es considerado uno de los cupos de endeudamiento más altos que haya tenido la urbe. El segundo elemento en discusión y quizás el más fundamental para la ciudad es la movilidad, en donde las cifras de los “dos bandos” no terminan de coincidir. Rico habla de la necesidad de que en el Corredor oriental se transporte 80 mil pasajeros hora-sentido, de los cuales hoy el Transmilenio de la Caracas moviliza, claramente saturado, alrededor de 45 mil; y el nuevo proyecto del metro sobre la Avenida Caracas movilizará 25 mil. Quedan 20 mil pasajeros que serán movilizados en el Transmilenio por la Séptima.
Para el concejal Sarmiento el proyecto original del metro subterráneo por la Calle 13 tiene la posibilidad de mover cerca de 60 mil pasajeros hora-sentido, más 33 mil pasajeros que tiene capacidad de movilizar el Transmilenio de la Caracas, a pesar de recibir 50 mil. “Lo que digo es que nos muestren por qué se necesita Transmilenio por la Séptima. La Universidad de Kansas tiene un manual sobre cómo se debe presentar un proyecto de infraestructura en donde se analizan todos los costos y beneficios de un proyecto. Yo pedí ese estudio y no se ha hecho. Es un proyecto absolutamente absurdo, costosísimo y que no se ha demostrado su necesidad”, apuntó Sarmiento, quien aseguró que de acuerdo a los estudios de factibilidad hay insumos suficientes para demandar el proyecto.
Por otra parte, para el arquitecto Ortiz se trata de una afectación en materia grave de uno de los hitos urbanos de Bogotá: la ciclovía.
“La metida de Transmilenio por la Séptima afecta la ciclovía, porque es difícil que los niños, la gente en bicicleta o en patines, transiten al lado de buses de 30 toneladas”, apuntó el arquitecto, quien asegura que existen mejores opciones para Bogotá, “yo dejaría la superficie para otros usos”, señaló.
Por el contrario, José Andrés Duarte, director del IDT, es un convencido de las bondades del proyecto y de la renovación urbana que se generará: “Es de vital importancia para el turismo porque descongestionará el acceso a las zonas de interés turístico, creará ciclo rutas, andenes, arborización, luces, cámaras. Es una iniciativa que le cambiará la cara a la Séptima”.
¿AFECTA EL TURISMO? ¿QUÉ OPINAN LOS HOTELES?
Si bien hoteles como el Four Seasons Casa Medina, el Hilton Bogotá, la cadena GMH (Mercure y bh Usaquén) y el Bogotá Regency prefirieron mantenerse fuera de la controversia, en general sí existe una fuerte preocupación por el impacto de las obras, que en el mejor de los casos tardarán dos años y sobre las cuales no se conocen planes de movilidad ni contingencia. “Nuestra única preocupación es que cuando se hacen obras de infraestructura, por ejemplo, como en el deprimido de la 94, disminuye el flujo de personas que visitan los hoteles y eso tiene un impacto directo en la operación”, afirmó Patricia Guzmán, presidenta de Cotelco Bogotá.
“Hay que apoyar todo lo que vaya a mejorar la movilidad. Lo que queremos es que se genere un ambiente bonito que recupere el corredor y no lo deteriore. A veces a uno le pintan unos renders divinos y la realidad es otra. La Séptima es la vía emblemática de Bogotá y lo que se haga tiene que ser bueno, no es como intervenir la Avenida Boyacá”, afirmó José Bayona, gerente del Embassy Suites.
“Hasta la fecha no hemos sido invitados a conocer una maqueta definida de cómo va a quedar el proyecto. Estamos en una zona muy sensible y muy seguramente seremos los primeros damnificados y la ocupación va a bajar. Por otra parte ya tenemos el testimonio de lo que pasó en la Caracas, en donde el comercio tiende a caer y a desaparecer”, comentó Ricardo Vera, gerente del Estelar Suite Jones.
“A nosotros nos preocupa mucho el proceso de la obra que puede dificultar mucho el acceso como ya ha pasado con otras obras. Eso a nivel hotelero es mortal porque seguramente vamos a tener baja en la ocupación. A parte de la obra vemos de manera positiva que se desarrollen proyectos para mejorar la movilidad, pero dado el espacio que hay en la Séptima, no vemos que se vaya a mejorar sino a empeorar. Necesitas más información de cómo van a quedar los carriles de los carros, pero no se ve nada bien”, afirmó Juan Carlos Galindo, presidente de oxoHotel, que opera en la zona el Hotel Holiday Inn Express & Suites Bogotá DC.
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