Después de varios años de especulaciones, rumores y comentarios de pasillo, los empresarios de la hotelería tienen por fin datos concretos y actuales sobre la presencia e impacto de la plataforma Airbnb en Bogotá, gracias a un estudio presentado en días pasado por el Capítulo Cotelco Bogotá.
Cotelco Bogotá reveló estudio sobre Airbnb
Por primera vez en Colombia se realizó un estudio sobre la presencia e impacto de Airbnb. Contratado por Cotelco Bogotá y ejecutado por la firma de consultoría RMC, el análisis reveló que la plataforma cuenta con cerca de 6.761 propiedades activas en la capital que han generado ingresos por US$ 13 millones y habrían dejado de pagar en impuestos alrededor de US$ 1,5 millones en casi dos años que abarca el periodo estudiado.
Contratado por el gremio y ejecutado por la firma de consultoría RMC, este documento caracteriza la oferta de Airbnb en la capital del país en el periodo comprendido de mayo de 2015 a abril de 2017, analiza la relación con la hotelería afiliada a Cotelco y presenta algunas conclusiones reveladoras sobre el avance de esta plataforma de intermediación, que en menos de 10 años de operaciones ya es considerada la compañía de turismo más grande del mundo en términos de facturación.
Se trataba de una iniciativa necesaria para el sector hotelero capitalino y colombiano (estudios similares se socializarán en los próximos días en Cali y Cartagena), toda vez que la puja entre la hotelería formal organizada y los alojamientos informales anunciados a través de las nuevas tecnologías digitales, no son un asunto exclusivo de Colombia sino una batalla legal que se desarrolla en un entorno global, especialmente en los destinos turísticos más importantes y visitados del mundo. De esta manera, contar con información de primera mano sobre la operación de Airbnb es el primer paso para abordar una problemática que si bien tiene que ver con nuevos segmentos de mercado y tendencias de viajeros, también se relaciona estrechamente con el cumplimiento de la normatividad colombiana, el ordenamiento territorial de las ciudades, la seguridad y calidad del destino y, como no, la evasión fiscal e impositiva.
¿QUÉ DICE EL ESTUDIO?
De acuerdo con el estudio, en casi dos años analizados (mayo de 2015-abril de 2017) Airbnb contaba en Bogotá con 12 mil propiedades inscritas en la plataforma, pero solo la mitad (6.761) habían reportado ingresos en el periodo señalado. Asimismo, solo 3.844 propiedades reportaron ingresos para abril de 2017, correspondiente al último mes del periodo estudiado.
Con una ocupación promedio de 20%, las 6.761 propiedades vinculadas a Airbnb generaron ingresos por US$ 13.771.951, con una participación mayoritaria de apartamentos enteros (85%) por encima del arriendo de habitaciones. ¿Qué representa esta cifra comparada con los hoteles afiliados a Cotelco Bogotá?
Con 11.600 habitaciones en alrededor de 150 hoteles y un factor de ocupación de 57,08% con corte a septiembre, Cotelco Bogotá reportó en el mismo periodo (mayo de 2015-abril de 2017) ingresos por US$ 350 millones correspondientes a ventas de habitaciones. Así las cosas, los ingresos de Airbnb representaron solo el 4% frente a las ventas de los hoteles, sin duda un impacto menor al que se consideraba inicialmente. ¿Es entonces Airbnb un jugador preponderante en el negocio del alojamiento en Bogotá? Para Xavier Cárdenas, representante de RMC, lo importante es analizar el crecimiento de los ingresos y la oferta de habitaciones de Airbnb en Bogotá, que para el periodo en mención se cuadruplicó, mientras los indicadores de los hoteles se mantienen relativamente estables: “Aunque la participación de ingresos de Airbnb comparada con los hoteles aun es inferior al 7% sí se ve como ha incrementado de un 2% en 2015 a un 6% en 2017”, apuntó Cárdenas.
Otro dato revelador es la concentración de los ingresos en una pequeña porción de los propietarios: según el estudio, el 21% de las propiedades concentran el 80% de los ingresos; 36 propiedades facturan casi igual que 4.460, y se encuentran ubicadas principalmente entre la Calle 92 y la Calle 100. Ahora bien, se trata en el 90% de los casos de operadores únicos (una persona natural con un “ID” en la plataforma) y no de grandes controladores como ocurre en ciudades como Nueva York, en donde hay edificios enteros de un solo propietario dedicados a comercializarse en Airbnb.
Otros hallazgos revelan que Airbnb presenta una tendencia de crecimiento en sus ocupaciones frente a una ocupación estable en los hoteles; no presenta estacionalidades tan marcadas; y sus tarifas no varían de acuerdo a la ocupación, es decir, mientras los hoteles mantienen sus tarifas, en Airbnb suelen incluso bajar a pesar de que su ocupación va en aumento.
“EN LAS MISMAS CONDICIONES.”
Para Patricia Guzmán, directora de Cotelco Bogotá, la oferta de 6.700 unidades en Airbnb frente a las 11.600 que tiene en capítulo, “es un volumen muy importante de oferta y si va a seguir existiendo, es necesario que lo haga en las mismas condiciones que lo hacen nuestros afiliados”. Ese es, de hecho, el único requerimiento de la hotelería en Colombia frente a la oferta de alojamiento informal ahora visibilizada y abierta al mundo gracias a plataformas como Airbnb: igualdad de condiciones.
“Nuestra posición nunca ha sido acabar Airbnb, sino que se legalicen. Legalícense en la parte impositiva pero también en todos los requisitos que tiene un prestador de servicios turísticos de alojamiento, desde el Registro Nacional de Turismo hasta todo lo que viene detrás”, manifestó José Hernando Bayona, presidente de la Junta Directiva de Cotelco Bogotá.
No se trata de requisitos menores sino de una cascada de trámites e inspecciones susceptibles de desalentar al más entusiasta emprendedor. Los hoteles deber efectuar trámites ante Migración Colombia, DANE, Superintendencia de Sociedades, DIAN, Hacienda Distrital, Secretaría de Salud, Alcaldía Menor, Bomberos, entre otras entidades además de cobrar IVA del 19%, pagar el impuesto de Industria y Comercio (ICA), parafiscales del turismo, prestaciones sociales a sus empleados y por supuesto un predial comercial, a diferencia de un operador informal, que paga predial residencial y ninguna de las cargas antes mencionadas. “Gran parte de la ilegalidad se da porque es muy complicado ser legal”, afirmó Bayona, quien realizó un cálculo a vuelo de pájaro: de los US$ 13 millones de ingresos de Airbnb se habrían dejado de pagar US$ 1,5 millones en cargas impositivas, asumiendo que la mitad de los huéspedes de Airbnb sean extranjeros y estén exentos de IVA.
Por supuesto, como se mencionó, no se trata de una preocupación de un gremio de hoteles en un país de Suramérica. Barcelona, Berlín y Nueva York, entre otros destinos turísticos de talla mundial, han implementado fuertes sanciones a los apartamentos ilegales que pululan en sus calles, encareciendo además las rentas para los ciudadanos locales y plantando la semilla de la llamada “turismofobia”; un fenómeno que podría ocurrir en varios destinos del país en la medida en que estos se consoliden y empiezan a recibir altos volúmenes de viajeros internacionales. Vale la pena destacar casos como los Québec, en donde gracias a acuerdos entre el gobierno de la provincia, la plataforma recaudará un impuesto de 3,5% sobre las reservas; y para no ir tan lejos, Ciudad de México, que desde el 1º de junio cobra en nombre de los anfitriones el 3% por alojamiento. No son los únicos casos y Colombia, a través del Viceministerio de Turismo, ha instaurado una Mesa de Trabajo en donde se trabaja en esta problemática, pero a donde los hoteleros no han sido invitados.
Según expresó el MinCIT a este medio: “Desde el momento en que see abordó el fenómeno de la comercialización de servicios turísticos mediante nuevas tecnologías se consideró como fórmula permitir el acceso al mercado de los prestadores que se anuncian en las plataformas electrónicas, dado que en el sector turístico ofertar los servicios a través de dichos medios es constitucional y permitido por la ley. Pero todo aquel que promocione o comercialice servicios turísticos a través de plataformas u otros medios de promoción tiene que identificarse como prestador y adoptar las medidas necesarias para formalizarse de acuerdo con la legislación vigente. Ello implica el cumplimiento de las obligaciones tributarias y de responsabilidad social, o sea, su ingreso a la formalidad, que permitirá direccionar las políticas de formalización, calidad y protección al consumidor desde el Estado”.
En efecto, las malas experiencias de viajeros, la inseguridad, la imposibilidad de llevar registros de viajeros, el turismo sexual, entre otras situaciones indeseables, están a la orden del día a la hora de analizar los impactos de establecimientos de alojamiento no regulados.
Finalmente, para los hoteleros, al igual que para cualquier otro sector de la economía, el asunto pasa por la competencia desleal y la igualdad de condiciones. “Lo que se ha hecho en otras ciudades es llegar a un acuerdo con la plataforma para que ella cobre los impuestos al alojamiento, pero creemos que la regulación debe ir más allá. Los hoteles tienen una serie de obligaciones y todos debemos tener las mismas regla de juego”, afirmó Gustavo Toro, presidente de Cotelco Nacional.
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