Dos años es lo que ha durado el espacioso Bellavista del Jardín del Norte, el restaurante de la calle Enric Granados que se anunció con bombos y platillos como el nuevo local de Messi, a pesar de que los hermanos Iglesias, sus socios y quienes se han ocupado del funcionamiento, se empeñaran en decir que no era el futbolista su interlocutor sino su hermano, Rodrigo Messi. Dicho espacio, de más de 1000 m² que evocaban la vida de un pueblo, Bellavista, no ha conseguido superar el azote de una crisis que está afectando de lleno a la gastronomía barcelonesa. Desde la dirección del restaurante se emitió un comunicado en el que se anunciaba que “el establecimiento ha venido recibiendo múltiples solicitudes para albergar actividades y actos privados, tales como eventos de empresa y celebraciones particulares”. Con el argumento de que las características del local lo hacen único para este tipo de actividad, se anunciaba el cese como restaurante y se agradecía a los clientes la fidelidad y el apoyo.
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