El frío solo se sufrió durante los 2°C de sensación térmica que hizo durante la mañana del primer día de Fitur. Las filas y demoras –visita de los Reyes mediante– calaron los huesos en ese instante. Pero luego, todo fue calor.
Fitur 2023 mostró su mejor rostro nuevamente, incluso en una edición mejorada con respecto a los años prepandemia inmediatos, donde algunas preocupaciones mellaban los ánimos: turismofobia, el futuro de la distribución mediada o la utilidad de las ferias de turismo, por citar algunos.
Con una pandemia semiatravesada –en los papeles sigue allí–, algunas de estas cuestiones o bien encontraron su respuesta, o bien ya no forman parte de las inquietudes.
El mundo del turismo revivió en Fitur 2023
Repasando las ediciones anteriores inmediatas –mayo de 2021 semejaba un búnker donde pocos actores resistíamos, enero de 2022 mostraba un entusiasmo incipiente–, hoy nos encontramos con una Fitur mucho más cercana a su esplendor.
Pasillos colmados tanto miércoles como jueves fueron un síntoma de los números que confirmaría la organización de la feria al cabo del viernes: 136 mil profesionales visitaron el predio de Ifema, es decir, un 68% más que en la pasada edición.
Mientras, la estimación de la afluencia de público para el fin de semana se mantenía en las 80 mil personas, para redondear un evento que superará cómodamente los 200 mil asistentes.
El rol de operadores y agencias, fuera de la discusión
Tantas veces se ha cuestionado la intermediación de profesionales en la cadena de comercialización turística –incluso previendo su extinción–, y sin embargo el negocio sigue de pie y con mucho por ganar en esta nueva etapa.
Los contextos y las amenazas no fueron siempre los mismos, pero la reinvención, la adaptación y –no menos importante– la resiliencia del ecosistema del turismo se había puesto a prueba una vez más con el cierre total de los viajes en marzo de 2020.
Parecería inviable que a tres años de ese evento –para algunos puede ser pronto, para otros una eternidad– pudiéramos asistir a la revitalización que ha demostrado Fitur 2023.
Pensando en la demanda latente generada por la pandemia –lo cual debe ser atendido especialmente por las líneas aéreas que no han restablecido del todo su operación–, las empresas se reafirman en sus roles, redoblan sus apuestas en tecnología y apuestan a expandir sus negocios.
Los vínculos entre los agentes de viajes, turoperadores y demás proveedores, siguen siendo el motor de la actividad. La confianza fue puesta a prueba durante la pandemia: mientras muchas empresas dedicadas a las ventas masivas y directas dejaron a la deriva a los perjudicados, la cadena de comercialización funcionó como apoyo y respuesta cuando los pasajeros más los necesitaban.
En el predio de Ifema, nadie temió por la intermediación.
De la turismofobia a la sostenibilidad
Los movimientos turismofóbicos, con epicentro en Barcelona y Venecia, venían ganado terreno en la prepandemia, con un activismo al que seguramente no le faltarían razones.
La pandemia primero pausó y luego reseteó la afluencia de pasajeros.
En esta nueva normalidad, muchos empresarios coinciden en que la sostenibilidad debe estar en el centro del paradigma del negocio. Un poco por convencimiento propio y un poco más porque las demandas de los pasajeros van en esa dirección.
La huella de carbono, el GNL, la reducción de residuos, entre otros temas, se encuentran en la agenda de muchos actores del turismo, especialmente los más portentosos, que actúan como punta de lanza para concientizar y compartir su visión con sus socios.
En este apartado también se incluye la responsabilidad social empresaria, para reducir el impacto con el entorno y la naturaleza, así como para beneficiar a las poblaciones locales donde se desarrollan las actividades turísticas.
Aquí también se inscriben las pujas por la diversidad al momento de incorporar personal, y especialmente en la designación de puestos jerárquicos en las empresas y organizaciones de turismo. En este rubro las mujeres son mayoría, pero –paradójicamente– suelen ser postergadas cuando se asignan las direcciones generales.
¿Qué esperar de 2023?
Cruzada de dedos mediante, 2023 es promisorio.
Ya se demostró que aún con la pandemia latente y una guerra en Ucrania sin conclusión aparente, el movimiento turístico está resurgiendo con fuerza.
El optimismo puede verse moderado por el impacto de una posible recesión en Europa, así como de la inestabilidad que siempre surca a uno u otro de los países de América Latina.
Pero con viento a favor, la reapertura de los mercados asiáticos –indispensables desde sus volúmenes– puede ser el último paso que precisa el negocio turístico para reencauzarse.
Ya no necesariamente por el mismo cauce prepandémico, sino por uno que, esperemos, depare menos sorpresas.
Fitur 2023: el colorido también cumplió
Los ánimos profesionales tuvieron su correlato en pabellones multicolores, destacándose los destinos nacionales e internacionales, al punto que el espacio de Andalucía estaba totalmente iluminado por LEDs arcoíris. A ello se sumaron personajes de diversa índole.
Así, los expositores cumplieron en mostrarse atractivos para el trade, propuesta que se redoblará en los días abiertos al público.
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