El gobierno federal de Alemania ha abandonado sus planes de imponer un nuevo impuesto al queroseno en los vuelos nacionales en el presupuesto de 2024 y, en lugar de ello, ha decidido compensar los ingresos del país con un aumento del impuesto aéreo que ya cobra desde hace años sobre los billetes de avión a pasajeros.
Esta noticia, según un portavoz del Ministerio de Finanzas, "generaría ingresos adicionales de hasta 580 millones de euros anuales a partir de 2024".
Así, el queroseno utilizado por la aviación comercial en el tráfico aéreo nacional está exento del impuesto sobre la energía. Al parecer, el Ministerio de Economía tiene intenciones de gravarlo en un futuro, según el portal alemán especializado en la aviación Airliners.de.
El impuesto a la aviación se ajusta anualmente para generar ingresos adicionales equivalentes al impuesto energético privilegiado del queroseno en la aviación nacional.
Como anunció además el portavoz del gobierno, la supresión del llamado mecanismo de reducción del impuesto a la aviación debería generar ingresos adicionales de hasta 70 millones de euros en 2024 y de hasta 300 millones a partir de 2025.
El impuesto sobre los billetes afecta a todos los pasajeros que salen de los aeropuertos alemanes. Dependiendo del destino final del viaje, se deben pagar entre 12,73 y 58,06 euros por billete.
Alemania sube el impuesto a los pasajeros
El impuesto a los billetes, introducido en 2010 por el entonces gobierno federal para reestructurar el presupuesto, ha generado hasta ahora unos ingresos de alrededor de 1.000 millones de euros al año. Las aerolíneas deben pagar los recargos, escalonados según la ruta del vuelo.
Sobre esta situación, el canciller Olaf Scholz (SPD), el ministro federal de Economía, Robert Habeck (Verdes), y el ministro de Finanzas, Christian Lindner (FDP), acordaron cómo tapar los agujeros de miles de millones en el presupuesto federal para 2024 y en el fondo para el clima y la transformación, tras una sentencia del Tribunal Constitucional Federal.
Por su parte, la Asociación Federal de la Industria Aeronáutica Alemana criticó duramente la posible introducción de un impuesto nacional al queroseno, dado que los costes estatales de localización en Alemania ya son los más altos de Europa.
Un esfuerzo nacional individual para gravar el queroseno dentro de Alemania encarecería el tráfico hacia los hubs alemanes y, por tanto, trasladaría el tráfico a otros países europeos e internacionales.