En una tira cómica de Charlie Brown, Lucy decía: “Si una toma un crucero y el capitán del barco no la besa, la culpa es del agente de viajes”. Pues bien, todos en ese quehacer han recibido reclamos inesperados, incluso entendibles, pero fuera de su alcance, como el retraso del vuelo o los días de lluvia en “la Costa del Sol”.
Es cierto que el agente de viajes vende una promesa, que no depende solo de él que se cumpla, y que su cliente, al comprar a miles de kilómetros, le deposita su confianza, por eso los cuidados toman las autoridades para proteger al consumidor turístico. Los buenos agentes lo entienden y así lo quieren.
Hasta ahí vamos bien, pero cuando uno se encuentra que tienen los ojos sobre las agencias de viajes cinco entidades públicas del orden nacional y dos del orden privado, sin perjuicio de las funciones comunes frente a todos los establecimientos de comercio de las autoridades de policía y las entidades territoriales y, en algunos casos, con posibles colisiones de competencia, como puede pasar ahora entre las Superintendencias de Industria y Comercio (SIC) y las nuevas funciones de la Supertransporte, cae en cuenta del gran trabajo que afronta el gremio, para ir despejando y desenmarañando el panorama de unas empresas que quieren cumplir pero no saben cómo atender a tantos señores.
Empecemos con las privadas de fácil identificación. Las Cámaras de Comercio que llevan el Registro Nacional de Turismo (sin verificación de Requisitos) y reportan al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo la ausencia de renovación oportuna, para que imponga la sanción de suspensión de cierre temporal hasta tanto se actualice y multa con un salario mínimo, y la misma Cámara procederá a la cancelación definitiva del Registro si no se renueva por dos años. El tema se complica cuando se trata de la omnipotente IATA, otro privado que decide sobre la vida de las agencias de viajes. Es muy oportuna la solicitud de investigación que ha interpuesto Anato para que la autoridad competente resuelva si se trata de un caso de cartelización.
Si entramos en aguas más profundas, como cuando se trata de presunta publicidad o información engañosa o presunto incumplimiento de los servicios ofrecidos, hay más tarea por hacer, pues a veces se olvida que la Superintendencia de Industria y Comercio está cumpliendo una función delegada por el Ministerio de Turismo con las infracciones y sanciones previstas en la Ley 300 de 1996. Tener presente la diferencia entre información y publicidad, y revisar el nivel de las sanciones para que no resulten confiscatorias para las microempresas que conforman la inmensa mayoría del gremio de las agencias de viajes. No hay que olvidar el carácter de intermediación de la agencia de viajes, en muchos casos para no dejarla en el peor de los mundos, ingresando un porcentaje por su trabajo, pero respondiendo por el 100% del producto.
Y para completar, ahora por virtud de la Ley del Plan Nacional de Desarrollo (2019), si se trata de una queja relacionada con boletos aéreos, será investigada y de competencia de la Superintendencia de Transporte, y si se trata de Hoteles, o en general porciones terrestres, será de la Superintendencia de Industria y Comercio. Y si la queja es por un “paquete” que comprende porción terrestre y aérea, no está aún definido quién será el competente. Tarea pendiente en la reglamentación que está preparando la Supertransporte y que debe ser objeto de concertación gremial.
Finalmente están los bancos, un nuevo actor en la vida de las agencias de viajes, que por sus decisiones han comunicado a las agencias que no prestarán más los instrumentos necesarios para una empresa de servicios dedicada a la exportación o importación (operadores receptivos y agencias de viajes) al suspender las cuentas bancarias en dólares. Es decir, de “brazos cruzados” por la actividad se mueven alrededor de las divisas y tendrán que volver a las maletas de efectivo si esto no se soluciona con la inseguridad y el “paso para atrás” que esta medida significa.
El Gobierno ha pedido a los principales gremios del país que asuman un compromiso para la creación de empleo. El de las agencias de viajes ha sido llamado, y esas responsabilidades en horas de dificultades no se evaden, pero sí se hace necesario corregir lo que impide el crecimiento empresarial con normas claras e igualdad de condiciones; no se podrá atender debidamente ese llamado, por ejemplo, sino “se mete en cintura” a las plataformas de oferta de viajes, hoteles y boletos aéreos online no establecidas en el país, para que dejen de jugar el partido sin reglas, sin árbitros y con consumidores desprotegidos. El Ministerio tiene la palabra.
Oscar Rueda García ([email protected])