Después de casi seis años de negociaciones (dos de conversaciones secretas y cuatro años de diálogo en La Habana) el gobierno del presidente Juan Manuel Santos Calderón anunció el 24 de agosto que el acuerdo de paz con la guerrilla FARC está concluido y será sometido a votación para su ratificación popular a través de un plebiscito que tendrá lugar el 2 de octubre. "La decisión está en sus manos", manifestó el primer mandatario dirigiéndose a los colombianos en una histórica alocución televisiva. Se puso así en marcha una inusual campaña política que busca llevar como mínimo a 4,5 millones de colombianos a las urnas (el 13% del censo electoral) para responder afirmativa o negativamente a la siguiente pregunta: "¿Apoya usted el acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera?".
Ante tal panorama, en diferentes escenarios y medios de comunicación se empezó a promover la necesidad de conocer detalladamente el contenido del Acuerdo Final, un documento de 297 páginas que recoge lo establecido entre el Gobierno y las FARC en los siguientes puntos: Participación política, Fin del conflicto, Drogas, Víctimas e Implementación.
Sin embargo, más allá de lo que se determine en cada uno de estos puntos, y que hoy ya es objeto de análisis en diferentes medios de comunicación, no cabe duda de que la consecuencia más importante del Acuerdo Final es la única que ya puede constatarse y afirmarse como una realidad indiscutible: la terminación de la guerra con las FARC. El enfrentamiento armado que inició en 1964 y que ha dejado miles de muertos, heridos, mutilados, secuestrados, desaparecidos, principalmente en las zonas rurales del país, ha llegado a su fin. De ahí la expectativa que ha despertado este acuerdo, no solo entre millones de colombianos sino en la comunidad internacional y el sector turismo mundial, que mira con optimismo lo que está sucediendo en Colombia y lo interpreta como la continuación y consolidación de la senda positiva que el país viene siguiendo desde hace poco más de una década.
De acuerdo con los expertos, el trasfondo del Acuerdo con las FARC busca grandes puntos: llevar a las FARC de un grupo armado a un grupo político; acabar con los factores que permiten el surgimiento de nuevos grupos armados; y resarcir de alguna manera a las víctimas del conflicto.
Sector turismo, a la expectativa por plebiscito por la paz
Con gran resonancia nacional e internacional el Gobierno Nacional anunció el acuerdo final con la guerrilla FARC y estableció el 2 de octubre como la fecha para la realización del plebiscito, el mecanismo democrático que les permitirá a los colombianos refrendar los acuerdos que ponen fin al conflicto armado con esa organización. El turismo receptivo sería uno de los sectores más beneficiados.
DESARROLLO DEL CAMPO, CLAVE PARA EL TURISMO VERDE.
Como se ha abordado en varias ocasiones en La Agencia de Viajes Colombia, se estima que el llamado posconflicto generará en el turismo un efecto positivo pero indeterminado. En primer lugar, se destaca el posicionamiento que tendrá Colombia en los mercados internacionales una vez se firme el Acuerdo: un "país en paz" se convierte en un mundo por descubrir y por vender a turistas de todo el mundo. En segundo lugar, la oportunidad que la actividad turística genera en diferentes regiones del país que han sido afectadas por la violencia. De hecho, en los últimos años organizaciones como la Fedec y la Corporación Turismo, Paz y Desarrollo han realizado un importante trabajo social y organizativo con comunidades que encuentran en el turismo un factor de desarrollo económico. Gracias a su trabajo, hoy el Gobierno Nacional a través del MinCIT y el Fontur tienen incorporados en la política pública cuatro programas piloto que buscan ser un ejemplo y modelo a seguir en "turismo y paz": La Macarena-Caño Cristales, Putumayo, Ciudad Perdida y Urabá-Darién. ¿Qué tienen en común los cuatro casos? Se trata de zonas rurales poblabas por campesinos.
En ese sentido, la desmovilización de un actor armado que por décadas ostentó una fuerte presencia en buena parte del país, proporciona seguridad y una renovada confianza en zonas no urbanas a donde colombianos de las ciudades y extranjeros no podían desplazarse. Pero por otro lado el Acuerdo contempla una serie de planes para desarrollar el campo y la calidad de vida de los campesinos (generación de ingresos, impulso a la agricultura, vías, electrificación, etc.). Es precisamente en este punto que el desarrollo de proyectos de turismo puede hacer un aporte importante a las economías rurales; un potencial verde que siempre estuvo pero que la violencia impidió conocer.
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