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“El reto es creer que sí existen nuevos territorios turísticos”

Con el actual gobierno ya conformado, poco o nada se ha escuchado sobre “turismo y paz” por parte de los nuevos funcionarios. Javier Gómez Rueda, director de la Corporación Turismo, Paz y Desarrollo, habló sobre esta particular visión del turismo y es enfático en precisar que ésta se planteó mucho antes y de manera independiente a cualquier proceso de negociación con un actor armado.

-La expectativa de la paz vinculada al turismo empezamos a visibilizarla en 2006 en el ejercicio práctico en nuestras actividades de turismo de naturaleza y aventura de la Fedec (Federación Colombiana de Ecoparques, Ecoturismo y Turismo de Aventura), cuando percibimos los impactos del conflicto en comunidades donde operaban nuestros afiliados. Resolvimos entonces crear la Corporación Turismo, Paz y Desarrollo para qué específicamente se dedicará a desarrollar la idea del turismo como instrumento para la paz, de tal manera que ya para 2008 teníamos un planteamiento muy claro del tema. Hicimos ejercicios en donde vinculábamos a las comunidades como actores principales, capacitamos a los muchachos en actividades de turismo de aventura y fuimos viendo como en el día a día se generaba un ambiente diferente, de paz y armonía, pero también unos recursos económicos que llegaban y que antes no existían. Este fue un ejercicio experiencial y empresarial que se dio hace casi 10 años en Tobia, Nimaima (Cundinamarca), y que nos permitió acompañar posteriormente a procesos endógenos en la Sierra Nevada de Santa Marta, La Macarena, Putumayo y Caquetá, entre otros territorios, algunos de ellos incorporados como política pública por parte del Viceministerio de Turismo con la creación del Comité de Turismo, Paz y Convivencia.

 

-¿Qué retos ve en este nuevo gobierno para el Comité de Turismo, Paz y Convivencia?

-Nosotros desde antes de las elecciones presidenciales, en plena campaña política, planteamos de manera pública que el reto para el nuevo gobierno, desde nuestra óptica, es el desarrollo descentralizado del turismo en regiones que al día de hoy no están en la agenda gubernamental. Y en esto quiero ser muy preciso: nosotros comenzamos a hablar de turismo como instrumento para la paz desde 2008, mucho antes de iniciarse el proceso de negociación, que se plantea en 2012. El gobierno debe entender que éste, más que un tema vinculado con el acuerdo de paz, obedece a la necesidad de transformar territorios a través del conocimiento y los saberes tradicionales de las comunidades, que son quienes conocen sus recursos y pueden ofrecer experiencias de turismo inigualables y muy competitivas internacionalmente. El reto es creer que sí existen territorios nuevos en Colombia y comunidades con capacidades de generar emprendimiento para el desarrollo del turismo, y así se ha venido demostrando en muchos procesos.

 

-Algunas voces en el sector plantean la necesidad de destinar recursos a los destinos maduros con posicionamiento internacional, más que a destinos emergentes.

-Para nosotros uno de los retos es encontrar un equilibrio armónico entre esos dos propósitos. Yo estuve en la Junta Directiva del Fontur durante siete años en representación del sector de ecoturismo y en ese escenario planteamos dicha necesidad. Son muchos los destinos emergentes que hoy son importantes en Colombia, precisamente por las inversiones en infraestructura y capacitación que se hicieron en esos años y que modestia aparte, lideré yo en una labor titánica a la que inicialmente no se le dio mucha credibilidad por parte de otros sectores del turismo. Sin embargo, poco a poco se fue acompañando y creo que hoy el desafío del gobierno es no meter todo el dinero en un solo lado, sino mirar el desarrollo empresarial del turismo con una mirada social. 

 

-¿Se refiere al turismo comunitario?

-En efecto, el tema no es identificar al turismo comunitario como un turismo de baja calidad, porque lamentablemente existe esa perspectiva y visión en algunos sectores y representantes del turismo en Colombia. Se piensa que el turismo comunitario es de pobreza y mala prestación del servicio. El turismo comunitario es un ejercicio articulado y eslabonado en donde son los propios habitantes quienes se benefician y realizan la actividad en un 60% o 70% con altos niveles de competitividad y reivindicando su cultura y territorio. Esa es la clave, y para el turista extranjero este tipo de actividades son de alta valoración, como se ha visto en los casos de turismo comunitario en Ecuador, Perú, Bolivia y Costa Rica.

 

El Gobierno debe entender que éste, más que un tema vinculado con el acuerdo de paz, obedece a la necesidad de transformar territorios a través del conocimiento y de los saberes tradicionales de las comunidades, que pueden ofrecer experiencias de turismo muy competitivas internacionalmente.

FUENTE: el-reto-es-creer-que-si-existen-nuevos-territorios-turisticos

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