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Vitrina Turística Anato: Los problemas endémicos

La Vitrina Turística Anato recuperó su brillo pero lamentablemente mantiene algunas mañas. Con un mercado pujante, poco se requiere para liderar la región.

Pasan los años y las pandemias pero la Vitrina Turística Anato tiene problemas endémicos que a esta altura solo pueden entenderse por la falta de interés de los organizadores, y que en algunos casos ya puede definirse como falta de respeto.

Comenzando con la previa al evento, son muchos los expositores que reclaman por la falta de respeto a la trayectoria y a la forma en la que se contratan los espacios. Las empresas suelen sufrir por impacto en su imagen al no poder mantener la ubicación y el tamaño todos las ediciones. Años atrás, incluso, un importante país del Norte decidió retirarse.

Para continuar en orden cronológico, las aglomeraciones para el ingreso ya no suceden ni en una cancha de fútbol. Hasta un 15% de la inversión se pierde en demoras de ingreso y egreso. Si a las limitaciones del predio, que no cuenta con las comodidades de ascenso y descenso de los participantes, se le suman los temas de protocolo por la visita presidencial, el comienzo de la feria es siempre un tema de disgusto.

El tiempo que se pierde para saciar el apetito o tomar un tinto no es nada comparado con la incomodidad para disfrutarlos por falta de instalaciones. Es imposible sentarse a tener una reunión fuera de los stands.

Evidentemente la capacidad de la entidad conducida por Paula Cortés para haber mantenido la continuidad en 2021 y lograr en esta 41 edición muchos expositores la definan como la "mejor de la historia" tiene algunos desajustes que debería resolver.

Esperemos que la nueva normalidad traiga los cambios necesarios, ya que como dijo el Presidente Duque, “tenemos que ir hacia algo mejor y no solo volver a donde estábamos”.

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