Mientras muchos destinos comienzan a implementar una tasa turística para controlar la cantidad de visitantes y reducir los efectos del “sobreturismo” en la vida de sus residentes, Estados Unidos enfrenta una realidad opuesta: los arribos internacionales están cayendo de manera vertiginosa.
Nueva York espera recibir en 2025 dos millones de visitantes menos que el año anterior.
Una tormenta que comenzó con algunas medidas tomadas por el gobierno de Donald Trump que intimidan y a veces ofenden a los potenciales viajeros, incluyendo estrictas políticas inmigratorias, elevados aranceles comerciales a las importaciones e iniciativas polémicas, como amenazar con tomar el control del Canal de Panamá y de Groenlandia, y convertir a Canadá en el estado nro. 51 del país.
Como si todo esto fuera poco, recientemente se anunció un aumento de 250 dólares en el proceso de las visas en concepto de “tasa de integridad”, sin aún fecha precisa de puesta en marcha, mientras que el Departamento de Estado está a punto de implementar un programa piloto que requerirá el depósito de una fianza de 5.000 a 15.000 dólares a los ciudadanos de países con altas tasas de permanencia en Estados Unidos y escasa seguridad en sus procesos de documentación interna.
Turismo en Estados Unidos: ¿época dorada?
Mientras tanto, no midiendo los alcances de sus proyectos y con la grandilocuencia que lo caracteriza, Trump ha llegado a anunciar el comienzo de una “época dorada para los viajes”, anticipándose a la Copa Mundial FIFA 2026, el torneo de golf Ryder Cup 2025, los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos de 2028 y los festejos por el 250° aniversario de la independencia de Estados Unidos.
Sin embargo, los números le están dando la espalda. Canadá, el principal mercado emisor de turistas, está exhibiendo una reducción de arribos del 10%, porcentaje que se traduce en dos millones de visitantes menos, un impacto económico negativo que orilla los 2.100 millones de dólares y 14.000 empleos evaporados. ("One Stop Security", nuevo programa de Estados Unidos para ahorrar tiempo en las conexiones aéreas)
Muchos europeos también se niegan a viajar al país del norte. Se calcula que son alrededor del 17% de las llegadas anuales. Los arribos de Alemania, Noruega e Irlanda, por ejemplo, han caído más del 20%.
Nueva York y Las Vegas, entre las más afectadas
Lo cierto es que el turismo es una industria vital para Estados Unidos, ya que representa cerca del 2,5% de su PIB y que, pasado a números, significa 181 mil millones de dólares en gastos directos provocados por arribos internacionales.
Pero hoy la nación enfrenta un déficit comercial de 50 mil millones de dólares, ya que el gasto de los estadounidenses en el exterior supera a los correspondientes a llegadas de extranjeros. La contracara al superávit que la nación ostentaba cinco años atrás y que, se calcula, supera el valor de todas las exportaciones agrícolas.
Así, por caso, la ciudad de Nueva York espera recibir este año a 64,1 millones de visitantes frente a los 67,6 inicialmente pronosticados. Números proporcionalmente similares se observan en otros destinos de la Unión americana; ninguno se salva.
Las Vegas, entretanto, recibió en junio pasado un 11,3% menos de turistas que en igual mes del año anterior.
Mientras empresas y organismos de turismo locales elevan sus voces contra las impopulares medidas de Washington, semanas atrás, en IPW Chicago 2025, Brand USA anunció el lanzamiento de “America the Beautiful”, campaña promocional que apunta a despertar el interés de audiencias globales por visitar Estados Unidos.
¿Será suficiente? No, claramente.
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