“La cocina de Picasso” es una muestra que puede visitarse hasta el 30 de septiembre de este año en el Museo Picasso de Barcelona. Se trata de un trabajo que contó con el asesoramiento del afamado chef español Ferran Adrià y que, tal como describió el director del museo, Emmanuel Guigon, en el marco de la inauguración de la exposición: “Es una nueva visión sobre Pablo Picasso”. “Parece extraño, pero no lo es. La cocina es un tema que atraviesa todas sus obras y en todos los formatos: la pintura, la escultura, la cerámica e incluso la poesía”, explicó, y manifestó que la relación entre la obra del maestro malagueño y la cocina “es algo evidente que nunca se había tocado”.
Así, la íntima conexión de la obra del genial artista con la gastronomía se presenta como un menú de degustación, con más de 180 obras repartidas en 10 salas. Cada una de ellas está centrada en una temática: cubismo, poesía, cerámica y esculturas con utensilios de cocina, entre otras.
Como si fuera poco, la muestra cuenta con una sala diseñada por Adriá, “el Picasso de la cocina española” y fundador del emblemático restaurante elBulli, quien aprovecha ese marco también para reflexionar sobre el significado de cocinar y los vínculos entre la creatividad artística y la culinaria. “Mis dos referencias creativas en el mundo son Picasso y Johann Cruyff”, reconoció el chef, y añadió que poder estar en el Museo Picasso “es un sueño. Hace 20 años esto hubiera sido imposible. Pero hoy en el arte hay gente que se interesa por lo que estamos haciendo. Somos toda una generación de cocineros que apostamos por hacer vanguardia”.
En referencia al arte y la gastronomía señaló que “son dos disciplinas muy distintas. En 100 años mis platos no podrán exhibirse en ningún museo. Pero comprender su sistema creativo y su funcionamiento nos sirve para analizarlo y compararlo con el nuestro”.
“La cocina de Picasso” exhibe obras prestadas por varios museos y coleccionistas particulares. Entre ellas hay algunas muy conocidas, como las pinturas “Le déjeuner sur l’herbe según Manet” (1960) y “El restaurante” (1914), las esculturas “Vaso de absenta” (1914) y “Cabeza de mujer” (1929-1930), y la cerámica “Corrida con pescado” (1957) –en la que el artista incrustó la raspa de un lenguado– junto a la emblemática fotografía de David Douglas Duncan en la que Picasso degusta ese plato en Cannes.
“La exhibición no es un catálogo de alimentos; es una metáfora de la creación. De cómo un objeto cotidiano se convierte en arte o en recuerdo”, concluyó la curadora de la muestra, Androula Michel.
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