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Oscar Rueda García: “Colombia tiene otro color”

El genial “turista satisfecho trae más turistas”, como eslogan de la extinta y no suficientemente lamentada desaparición de la Corporación Nacional de Turismo, quizás junto con “Colombia tiene otro color”, son los primeros eslóganes turísticos que recuerde, y de ahí en adelante la memoria no me alcanza para registrar los que se sucedieron gobierno tras gobierno, o ministro tras ministro, o viceministro tras viceministro (también caímos en eso, primero con “El riesgo es que te quieras quedar” y luego con “Realismo mágico”), o presidente de ProColombia tras presidente de ProColombia, o vicepresidente de Turismo de ProColombia tras vicepresidente de Turismo de ProColombia, y ahora, supongo, presidente de Fontur tras presidente de Fontur.

A veces cada cuatro años, o como pasó con “Colombia tierra de sabrosura”, que escasamente sobrevivió el año. “Colombia el país continente”, “Colombia el país que lo tiene todo”, “Vive Colombia”, “Vive Colombia viaja por ella”, el polémico “Colombia es pasión”, “Colombia el país que llevas en el corazón”, el osado “El riesgo es que te quieras quedar”, “La respuesta es Colombia”, el también discutido “Colombia.co”, el “Realismo mágico” y los recientes “Sabrosura” o “Siente el ritmo”, y el último “Yovoy”, son los que se me vienen a la cabeza. Todos con la mejor intención de servir de gancho para los turistas propios o extraños, pretendiendo diferenciar, motivar o establecer una marca. Y claro, lo anterior multipliquemóslo por 42, pues cada departamento y cada distrito –y faltan datos de otros municipios– también tienen su propio eslogan con el mismo propósito. Hace poco celebramos que en el Concejo de la capital se hubiera aprobado un acuerdo prohibiendo el gasto en los eslóganes de la Alcaldía de turno, y aquí, en esta ciudad, al igual que en el país, también se suceden los turísticos, “Bogotá 2.600 metros más cerca de las estrellas” o “Bogotá es más”, o hasta “Bogotá coqueta”.

Algunos han sido afortunados y respondieron a un momento como “Vive Colombia, el país que llevas en el corazón”, para promover el turismo interno en medio de la crisis, o su versión internacional “El riesgo es que te quieras quedar,” y por lo tanto eran circunstanciales; otros resultaron polémicos, como “Colombia es pasión” (acción de padecer, por ello, “la pasión de Cristo”, aunque también “apetito o afición vehemente a una cosa”), o como “Sabrosura”, el de menor duración, imagínense la dificultad de traducción de este último y el esfuerzo en explicarlo (¡un eslogan que hay que explicar, nace muerto!), o uno que nos pareció de fácil comprensión y que nos identificaba, como “Realismo mágico”, pues si por algo positivo nos relacionan en el mundo, entre otros motivos, es por García Márquez. En fin, hay para todos los gustos.

Pues bien no se trata de que se prohíban los eslóganes turísticos, ni el gasto en ellos, que más que gasto es inversión; el “eslogan” viene del gaélico, y significa en el idioma original “grito de guerra”, por lo tanto debe ser emotivo, corto, sonoro, verdadero, es decir comprobable; sin duda los eslóganes turísticos son útiles, se necesitan, sirven para posicionar un destino turístico, fijarlos en la memoria del viajero potencial, promover lo especial o lo que lo diferencia, lo que lo hace atractivo.

Pero lo que sí se debería hacer es prohibir su continuo cambio (¡este principio debería elevarse a norma constitucional!). El mejor eslogan es el que permanece, no necesariamente el que parezca más sonoro o más atractivo, obviamente esperando que no sea una barrabasada, pero para ello se debe evitar que se adopten a puerta cerrada, que no sean una sorpresa, deben abrirse concursos (que se puedan declarar “desiertos”), escucharse la opinión de los expertos en mercadeo  turístico y de los empresarios, que al fin y al cabo son los que tienen que “coger la maleta” y promover ofertas concretas, bajando de la imagen al producto, y luego, el que se escoja, comprometernos a mantenerlo. Seguramente si en el largo plazo las circunstancias cambian drásticamente, habrá que modificarlo para aprovechar el cambio, pero no es sino tener presente “la pausa que refresca” que  tiene 100 años, o “la chispa de la vida” que cumplió cincuenta. 

He ahí una tarea para los gremios, un propósito para “nuestro mundo turístico” en el contexto del Día Mundial del Turismo, que se celebró el 27 de septiembre.

 

turismo [email protected]

 

FUENTE: oscar-rueda-garcia-colombia-tiene-otro-color

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