Si se trata del quehacer turístico que nos ocupa, que nos da satisfacciones y frustraciones y nos proporciona la brega diaria, no es difícil hacer la lista, pero incumplirlas suele traer graves consecuencias para la supervivencia gremial o empresarial.
Promesas de año nuevo
Por Oscar Rueda García
Todos las hacemos, muy pocas de ellas las cumplimos, pero no podemos sustraernos a seguir intentándolo, al fin y al cabo la vida es de persistencias, si no fuera así cuántas cosas habríamos dejado de lograr, de manera que no debe desanimarnos el ser testigos habituales de nuestras fallidas promesas.
Empecemos por nuestros establecimientos. La innovación es la primera obligación de la sostenibilidad y ella se traduce en tecnología amigable, en apps para nuestros clientes sin perder el contacto cara a cara, que hace la diferencia a la hora de la verdad; la venta la puede hacer mi web, pero el problema en destino, y en general la posventa, es indelegable; innovar en los paquetes y programas ofreciendo experiencias de viajes únicas y atractivas; los hoteles se deben decidir por invertir en IA y realidad virtual que permita, por ejemplo, en sus anuncios, hacer un tour por su hotel; a la vez, ahora que surgen nuevos controladores y que el cliente-consumidor se está enseñando a la queja, resulta útil tener un eficiente sistema de PQR, que permita detectar y arreglar reclamos antes de que escale a los organismos controladores y evitar sanciones.
Aparecen nuevos competidores en el mercado y el mercado también crece, pero no será para nosotros si no crecemos al
interior de nuestras empresas; todos los días abren restaurantes (y también cierran), siguen abriendo hoteles a pesar del
adelgazamiento de los incentivos, seguramente porque el mejor incentivo es la demanda y la noticia de una ocupación hotelera del 63,44% en el pasado mes de noviembre y los mejores promedios sostenidos a lo largo del año impulsarán la construcción de más habitaciones, y aun así nos seguirán haciendo falta nuevos “resorts” de verdad, pues los que tenemos se pueden contar en los dedos de una mano. Esta debería ser una promesa para el inversionista.
Y sí, las agencias de viajes presenciales, quien lo creyera, seguirán proliferando, las OTAs ahora quieren tener puntos físicos de ventas, y unas y otras deben prepararse para la irrupción de nuevos modos, de empresas que darán el salto de servicios de entregas a domicilio a agencia de viajes, y seguramente será una apuesta innovadora.
Por su parte, gremios y gobierno deberán hacer promesas por que en este año nuevo se resuelvan con nuevas normas los viejos problemas: el de la sobretasa en la energía hotelera; el de la informalidad; el de la competencia de las plataformas tecnológicas no establecidas en el país, y que por lo tanto no pagan impuestos, ni el consumidor tiene como reclamarle, ni el Estado puede garantizarle sus derechos, pero sí se llevan una buena porción del mercado; el de las cuentas en dólares para los mayoristas; el de las gravosas retenciones en la fuente sobre las comisiones por las ventas de porciones terrestres con tarjetas débito o crédito; el del inoperante reembolso por la venta de bienes a los turistas del exterior; y harán promesa de que se crearán el arquetipo y la marca turística de Colombia y se reformará la semana de vacaciones de octubre para diferenciar el aprovechamiento de los calendarios escolares A y B; para repensar el Fontur y considerar si esa repensada necesita de ley y, finalmente, para que se reglamente la nueva función de la Superintendencia de Transporte frente al turismo y su posible colisión de alguna competencia con la SIC; una promesa nueva: que se organizará y preparará en ProColombia el departamento de Turismo Chino, para los que ahora lleguen por obligación, gracias a los grandes contratos del Estado, vuelvan con sus amigos y familias por decisión y nos ayuden a dar a conocer el destino ante el mercado de sus congéneres, el de mayor potencial de crecimiento.
Al escribir estas promesas de nuevo año se está aprobando la reforma tributaria o “ley de crecimiento económico” en el Congreso de la República; esperemos que se mantenga lo que le conviene al desarrollo del sector y a generar más empleo.
Esta vez cumplamos nuestras promesas, no solo las de la dieta, las de la comida sana o el ejercicio, sino también èstas del turismo, para que no tengan que volver a ser las mismas del 31 de diciembre de 2020.
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