Tener vuelos que lleguen a Colombia y se vayan es muy importante para la conectividad nacional, pero también lo es que la competencia sea equilibrada, que quienes están aportando al país, invirtieron, pagan impuestos y dan trabajo a muchos colombianos no se vean afectados con la llegada de aerolíneas (algunas subsidiadas) que reciben las quintas libertades y obtienen ventajas.
En términos aeronáuticos conceder quintas libertades es un privilegio que otorga un Estado a una aerolínea para llevar y dejar pasajeros, correo y carga con destino a un tercer Estado sin tener que hacer nuevas transacciones entre los países.
Emiratos Árabes acaba de recibir ese privilegio que venía intentando desde hace casi un lustro y lo utilizará con una escala en Miami. Hace cuatro años lo intentó esa aerolínea desde Madrid, pero no fructificó en esa oportunidad porque las autoridades de la época consideraron que era desproporcionada la competencia que le haría a las aerolíneas que ya operaban la ruta desde España.
Colombia tiene una política de cielos abiertos que, acompañada de un esfuerzo que se hizo en las últimas dos décadas en infraestructura, promoción y trabajo público-privado, le ha permitido mejorar su conectividad y contar con cerca de 1.300 frecuencias semanales. Los números exactos de las frecuencias varían debido a que hay permanentes solicitudes de permisos y retiros según las circunstancias del mercado.
Las naciones pueden negociar acuerdos con diferentes niveles de libertad -en una escala de nueve-. Con la tercera se acepta que el avión de la otra nación desembarque pasajeros o carga; en tanto la cuarta permite que se embarquen en su territorio y viajen al país de origen de la aeronave.
Actualmente, Colombia ofrece cielos abiertos en terceras y cuartas libertades, es decir, que la aerolínea tiene la posibilidad de hacer las rutas y frecuencias que requieran sus aerolíneas entre dos países y al lugar que deseen. La quinta libertad es la suma de la tercera y la cuarta, estableciendo la posibilidad de que un avión pueda recibir o dejar pasajeros o carga en un lugar diferente al de origen o destino, en una escala intermedia.
Los tecnicismos son complejos de explicar, por eso es fácil confundir y calificar de proteccionistas a quienes llamamos la atención sobre la importancia de proteger a aquellos que creyeron en el país y han hecho crecer de manera importante el número de turistas sin perjuicio de la libre competencia. Se trata de un equilibrio.
Reducir el costo del tiquete va más allá de entregar rutas a cualquier precio. Las tasas y sobretasas suponen el 70% de su valor, por lo que resulta prioritario reducir los costos y al tiempo aumentar la conectividad nacional, diversificar destinos para crear más tráfico y aeropuertos en mejores condiciones para que más aerolíneas lleguen a ciudades diferentes y no solo a Bogotá.
Según la Aeronáutica Civil, Colombia representa una demanda significativa y creciente de viajes aéreos desde y hacia los Emiratos Árabes Unidos y el mundo árabe, por lo cual terminó concediendo el permiso de operación, sin embargo, esas cifras no se conocen y no se ve un flujo de colombianos a esos destinos, y sí una inversión de otras aerolíneas que le apuestan al país y a quienes se les está colocando una competencia desigual.
Podría interesar: María Claudia Lacouture: es hora de tener un puerto de embarque permanente en Colombia
Temas relacionados