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Opinión

Maria Claudia Lacouture: miles de millones que parecen mucho, pero es poco

Tras el reciente anuncio del Gobierno frente a la inversión que hará en proyectos ejecutados por Fontur, María Claudia Lacouture considera que no es suficiente para lo que requiere el sector.

El Gobierno Nacional anunció que invertirá $ 70.326 millones en 10 proyectos que serán ejecutados por el Fondo Nacional del Turismo (Fontur) y beneficiarán a los 32 departamentos del país. Con la cotización de estos días eso equivale a unos US$ 15 millones. Es lo que cuestan dos cuñas de 30 segundos en el Super Bowl. La última final fue vista por 115 millones, según el comunicado de Fox Sport. Los comerciales del Super Bowl ejercen para los estadounidenses una atracción tan grande como el mismo partido y en 2015 Ecuador invirtió en ese baño de popularidad.

No estoy sugiriendo que nos gastemos la platica en comerciales tan costosos, solo lo reseño para hacer el comparativo de lo que es la inversión en turismo. Un informe del Consejo Mundial de Turismo y Viajes de 2017 reveló que el país que más capital dirigió al sector turístico fue Estados Unidos, con una inversión de US$ 176.300 millones. Comparación odiosa, por supuesto, pues ni siquiera España se acerca con € 20.900 millones de capital invertido ese mismo año.

Según Fontur, los US$ 70 mil millones se repartirán en 81 municipios PDET (Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial) a 4 territorios Zomac (Zonas Más Afectadas por el Conflicto Armado) y a 4 áreas urbanas que llevan a cabo procesos de posconflicto y memoria. Difícilmente se logrará un impacto real con tan poca inversión dispersa, pues ese presupuesto incluye proyectos de promoción.

Fontur ha cumplido una extraordinaria labor en el desarrollo del turismo nacional. Se creó inicialmente para recaudar y administrar la contribución parafiscal de este segmento de la economía y reinvertir en competitividad turística y promoción. Su misión se ha enmarcado en un modelo reactivo y conservador, con miles de pequeñas acciones dispersas, acordes con unas políticas de Gobierno de coyuntura y unos presupuestos limitados.

Por su dinamismo y composición, Fontur ha estado al margen de la política, aunque no libre de presiones coyunturales, comprensibles por la inmensidad de carencias y la cantidad de actores facultados para solicitar recursos, incluyendo a los entes territoriales, aunque obviamente hay unos filtros mínimos y un sentido común en las inversiones.

Además de mayor presupuesto, a Fontur habría que ampliarle su espectro de acción, especializarlo en la estructuración de proyectos de gran envergadura e infraestructura turística de alto nivel. Como parte del financiamiento del fondo se deben sumar recursos del Gobierno, de las regiones e inversionistas privados.

Es importante que Fontur sea ese fondo que acompañe a los inversionistas nacionales e internacionales, que trabaje en consolidar la oferta, que logre gestionar las áreas donde se puede hacer turismo a través de un consenso con las comunidades en cada región, que logre un gran acuerdo para tener los permisos antes de que lleguen los proyectos.

Que canalice esa inversión, que coordine con las gobernaciones, que fortalezca los destinos, que se convierta en ese gran motor que identifique, estructure, acompañe y ejecute proyectos de desarrollo sostenible de gran envergadura y minimice el efecto regadera en la entrega de recursos, que gestione eficazmente los recursos y que potencialice las oportunidades del país, en especial en las áreas del turismo de naturaleza.

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