La identificación y difusión del caso de un extranjero que fue sorprendido con dos niñas en un hotel dejó expuesta una situación que conocemos bien, que pasa en todo el país y sobre la cual tenemos que reflexionar con sabiduría y sobre la base de los valores, la formación moral, la educación pertinente y las oportunidades. Por eso, más que preguntarse qué hacen en Colombia extranjeros procurando droga, alcohol y mujeres, hay que preguntarse por qué sucede y, sobre todo, porqué hay niñas en la calle expuestas, vulnerables y explotadas.
María Claudia Lacouture: Colombia necesita un pacto contra el abuso de menores
María Claudia Lacouture realiza una reflexión sobre la importancia de educar a los niños y sus familias sobre los riesgos del turismo depredador, así como que la industria turística se forme sobre cómo identificar y denunciar casos de explotación infantil.
Esas niñas, aunque no puedo generalizar, están ahí porque se les han cerrado las posibilidades de una vida digna, son niñas de bajos recursos económicos que han crecido sin educación, en familias disfuncionales, que han sido abusadas y han perdido el respeto para sí mismas, que no han podido tener otras opciones y han dejado que el destino actúe por ellas.
Por ellas y por ellos, porque los niños varones también están expuestos y hay pervertidos de todos los pelambres y ni se diga de las adolescentes que se mimetizan como mayores de edad, o incluso todas las mujeres de cualquier edad, porque no por ser mayores son menos vulnerables y necesitan tanta atención, tanta asistencia y tantas posibilidades como todos.
En el mismo caldo de cultivo están los expendedores de drogas, que suelen ser los intermediarios en esos submundos oscuros y trágicos. Esas personas también necesitan orientación, atención de las autoridades, campañas institucionales, alianzas empresariales y vigilancia permanente.
Es fundamental insistir en educar a las niñas, a sus familias y a las comunidades marginadas sobre los riesgos del turismo depredador. Se debe concienciar sobre las señales de advertencia y los métodos utilizados por los depredadores, así como sobre los derechos de las niñas y cómo defenderse.
Los trabajadores de la industria turística, como hoteleros, guías turísticos y agencias de viajes deben recibir formación sobre cómo identificar y denunciar casos de explotación infantil. También deben estar conscientes de su responsabilidad en la protección de las niñas, no ser negligentes. Para los cómplices y para quienes no cumplen con su deber de proteger a los niños y denunciar a los depredadores debe caer todo el peso de la Ley, ellos merecen la cárcel y sus negocios estar cerrados.
Brindar oportunidades educativas y económicas a las niñas puede ayudar a empoderarlas y a reducir su vulnerabilidad, con programas de educación, capacitación laboral y acceso a recursos que les permitan tomar decisiones informadas sobre su futuro.
Fortalecer los sistemas de protección infantil, incluidos los servicios sociales y las fuerzas del orden, para garantizar que haya mecanismos efectivos para identificar, denunciar y abordar los casos del turismo depredador.
La cooperación internacional es también esencial. Los países pueden colaborar en el intercambio de información, la aplicación de leyes y el apoyo a las víctimas con programas bien enfocados para evitar que las niñas migrantes queden doblemente expuestas por su condición irregular.
Las niñas y los niños necesitan apoyo médico, psicológico y legal. Deben tener acceso a servicios de atención médica, asesoramiento psicológico y asistencia legal para ayudarles a superar su trauma y buscar justicia.
Y, sobre todo, insistir en la educación integral, de calidad, que estimule e incentive los valores, con talleres, deportes, actividades productivas y oportunidades de aprender oficios antes de que terminen sus estudios secundarios sin que pierdan la ilusión de ser profesionales y puedan integrarse con éxito en la sociedad.
Reforzar el trabajo con los Colegios Amigos del Turismo, donde los muchachos están orientados a conocer las posibilidades del sector y con la ayuda del Gobierno varios llegan a obtener becas en prestigiosas universidades. Siendo ministra de Turismo me interesé mucho por este proyecto, lo conocí de cerca y expandimos las oportunidades para una educación superior de un grupo de jóvenes de estos colegios. Vale la pena apostar por nuestros jóvenes para que tengan oportunidades, por eso el pacto contra el abuso de menores debe ser una prioridad.
Podría interesar: María Claudia Lacouture: ventajas y riesgos de las quintas libertades
Temas relacionados