El año 2024 está siendo el “annus horribilis” de Boeing: miles de aviones con retrasos en la cadena de producción, decenas de contratos incumplidos con aerolíneas y varios accidentes provocados por problemas de seguridad en sus modelos de avión 787 Max, la compañía afincada en Estados Unidos vive su último “gran golpe”. Una huelga a la que están llamada 32.000 de sus trabajadores.
Nueva desgracia para Boeing: 32.000 trabajadores en huelga
La planta de producción en Washington de Boeing tendrá paros de producción por una huelga convocada para el 12 de septiembre.
La huelga en Boeing está prevista para el 12 de septiembre y surge de una disputa laboral que los empleados arrastran desde hace seis años. Demandan mejoras en sus condiciones salariales y laborales, además de una revisión de concesiones anteriores, mientras que las negociaciones con la dirección parecen estancadas.
Si la huelga llega a concretarse, sería la primera en 16 años en la compañía y podría paralizar la producción de aviones comerciales. Esto no solo generaría retrasos en las entregas, sino que también tendría un impacto considerable en la industria aérea global, dado que Boeing es uno de los mayores fabricantes de aviones del mundo. Una interrupción prolongada en su cadena de producción podría repercutir en toda la industria, afectando tanto a aerolíneas como a proveedores.
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Más allá de las implicaciones económicas, Boeing también enfrenta la posibilidad de un nuevo golpe a su reputación, que ya ha sido afectada en los últimos años por varios incidentes relacionados con la seguridad de sus aviones. En paralelo, los inversores siguen de cerca la situación, preocupados por las posibles pérdidas financieras que podría acarrear una huelga prolongada.
Tanto Boeing como los trabajadores aseguran haber hecho "concesiones"
Los trabajadores de Boeing defienden su postura argumentando que en los últimos acuerdos colectivos han hecho concesiones que han perjudicado sus condiciones laborales, y exigen una recuperación de derechos. También han señalado la falta de inversión en seguridad y calidad en los procesos de producción, lo que, según ellos, ha contribuido a los problemas recientes de la empresa, incluidos accidentes fatales.
Por su parte, Boeing ha asegurado estar comprometida con la búsqueda de una solución y ha destacado que ha ofrecido un aumento salarial del 60% en la última década. Sin embargo, los sindicatos consideran que la propuesta es insuficiente y no aborda los problemas de fondo que han provocado el conflicto actual.
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